CINCUENTA NOVELAS HISTÓRICAS RECOMENDADAS

Sabino Fernández

Nunca me han gustado demasiado los listados de «imprescindibles» por la simple razón de que la subjetividad condiciona mucho dichos listados. Es así hasta el punto de que lo que para mí es absolutamente imprescindible, para otro, con tanto criterio como el mío o aún más, es totalmente prescindible e incluso insustancial. Tampoco soy un lector de histórica totalmente ortodoxo, pues reconozco mis fobias y mis filias. Por ejemplo, es nombrarme a los druidas o a los cátaros y echarme a temblar cual si de una convulsión febril o un Parkinson incipiente se tratara. Sin embargo, si se me nombra a algún emperador romano, babeo como un chiquillo al que se le enseña una colección de gominolas.

No obstante, trataré de ser lo más imparcial posible en este listado y destacar las virtudes intrínsecas a estas novelas, por encima de mis preferencias, que, por supuesto, no van a dejar de existir por mucho que me esfuerce. También, además de temáticas favoritas, tengo autores ciertamente idolatrados por mí, por lo que trataré de distribuir, dentro de lo posible, tanto la temática como los autores de estas novelas históricas. Por último, y para no cansar con tanto preámbulo, trataré de incluir algunos de los más recientes hitos en la novela histórica, aún no muy conocidos por el gran público, para que no parezca esto el listado de novela histórica que hace cualquier editorial de saldo.

  1. YO, CLAUDIO y su continuación CLAUDIO EL DIOS Y SU ESPOSA MESALINA de Robert Graves. Creo que es difícil iniciar un listado de novela histórica imprescindible sin empezar por este enorme clásico. Graves, autor de gran dominio de la mitología y la historia greco-romanas, desgrana en estas dos novelas la infancia, juventud y posterior reinado como César del emperador Claudio. Acompañando el drama personal del personaje, un semi-idiota con graves defectos físicos, nos describe las intrigas, facciones, luchas por el poder y estructura del recién nacido imperio romano. Por las novelas desfilan personajes inolvidables como Augusto, su mujer Livia, Germánico, Tiberio, Calígula, Agripina, Mesalina… El lastre que en escritores posteriores ha creado Graves es tan importante que apenas pueden imaginarse una Livia o un Claudio distintos a los descritos por el autor británico. La serie de televisión de la BBC acabó de dar el espaldarazo a estas dos grandes novelas. Son imprescindibles para conocer los entresijos de la familia Julio-Claudia y los primeros años del Imperio romano, pero además hacen que el lector se identifique con un personaje absolutamente entrañable, precisamente por sus limitaciones, retrato del perfecto antihéroe.
  2. MEMORIAS DE ADRIANO de Margaritte Yourcenar. La segunda gran novela sobre el imperio romano es la ya también clásica novela de Yourcenar. De indudable calidad literaria, quizá un poco densa para un lector neófito, su sensibilidad y su carácter intimista hacen de esta novela otro de los hitos de la novela histórica moderna. En ella se detalla la vida del emperador Adriano, amante de las artes, los viajes y los efebos, en especial su amor por Antinoo, junto con la trágica muerte de dicho efebo en las orillas del Nilo. La novela destila intimismo, arrolla por su ternura y no por ello deja de ser rigurosa con los hechos históricos acaecidos en el reinado de este emperador. Ya en la vejez, desgrana su vida al ritmo de su poema más conocido, y, como tal poema, la novela nos narra el amargor que Adriano va sintiendo en sus últimos días. Es una novela que agradecerán las almas sensibles, de lectura tranquila y sosegada, y con el sabor de cada frase y giro tierno.
  3. Serie sobre ROMA de Colleen McCullough. Para todos aquellos que le pidan a la novela histórica información, e incluso formación, es esta serie de novelas imprescindible en su biblioteca. La autora, aparte de crear unos personajes inolvidables sobre los últimos años de la República Romana y retratar a personalidades como Mario, Sila, Pompeyo, Julio César, Marco Antonio o Augusto, da una verdadera lección del funcionamiento de la República en dichas épocas, de los enfrentamientos senatoriales, de la estructura política romana, de la vida en las calles de la gran Urbe y de la correcta utilización de la carrera pública para el medro personal. Todo ello sin saturar, entreteniendo, creando a veces personajes excesivamente maniqueos, pero llegando al lector como solo la autora sabe hacerlo. No olviden identificarse con algún personaje, el bueno o el malo de turno, y seguro que disfrutarán de esta serie con autentico deleite. A veces los malos son tan deliciosos que uno no puede dejar de «quererlos» como producto propio, e incluso llegar a amarlos.
  4. LA MUERTE DE LOS DIOSES de Dmitrii Sergeevich Merezhkovskii. Para cerrar el ciclo sobre Roma voy a citar esta novela del algo olvidado escritor ruso. Son varias las grandes novelas sobre Juliano el Apóstata, y es que el personaje da para una buena novela. Este emperador de los últimos años del imperio romano supo ocultar durante su juventud sus simpatías por los dioses tradicionales romanos en un mundo ya dominado por el cristianismo en los círculos de poder y, una vez alzado al mismo, descubrirse como un acérrimo defensor del paganismo. Autores tan magníficos como Gore Vidal o Wohl han escrito grandes libros sobre él, pero es Merezhkovskii quien para mí capta perfectamente la esencia de este camaleónico emperador. Juliano sabe ocultar sus simpatías para sobrevivir en un mundo en el que el cristianismo triunfa y luego se enreda en una lucha perdida de antemano por restaurar un moribundo paganismo, sin darse cuenta de que su pelea es en vano.
  5. FARAÓN de Pauline Gedge. La autora es una auténtica especialista en el Egipto faraónico y sin duda es ésta mi novela favorita. También el personaje da mucho juego. El faraón Akhenatón se propuso acabar con el poder del clero de Amón, auténtico dominador del país de las dos tierras, creando, o más bien potenciando, un culto al dios Atón y fundando una nueva ciudad. Pero es el enfoque de loco totalmente alejado de la realidad que le rodea, y no de estadista con un plan predeterminado, lo que Gedge innova en esta novela. No sé si Akhenatón fue así, pero, si no lo fue, debería haberlo sido, tan bien descrito y pincelado está en la novela de Gedge. El ritmo y la degradación moral de la corte en torno al loco faraón retratan a la perfección acontecimientos de todas las épocas en que pueblos enteros siguieron ciegamente los dictados de verdaderos locos en el poder. Cómo son utilizadas tanto Nefertiti como sus hijas, nos hace reflexionar sobre el papel de la mujer en esos tiempos de manera muy especial.
  6. SINUHÉ EL EGIPCIO de Mika Waltari. Prometí no repetir mucho temática, pero no se puede dejar fuera de este listado esta novela que marcó una época con su edición. El autor finlandés es un consumado maestro en la novela histórico-aventurera y es en esta novela donde alcanza el cénit de su potencial. El médico Sinuhé es un ser humano normal, que se deja arruinar moral y económicamente por una malvada mujer, y que luego pulula por los reinos limítrofes tratando de buscar su ideal humano, acompañado de un criado con los pies mucho más asentados en la tierra, cual si de un Quijote y su Sancho Panza se tratase. El periplo viajero y moral de nuestro protagonista le lleva a numerosos desengaños, pero nos sirve para ir conociendo el panorama político y social de la época y acabar en la corte del mismo Akhenatón de la novela anterior, eso sí un poco cambiado con respecto al descrito por Gedge. Al final, Sinuhé sacrifica muchos de sus principios morales, pues es eso, un ser humano normal, con sus defectos y sus virtudes. Waltari concibe aquí un personaje que se va a repetir en numerosas novelas posteriores, creando verdadera escuela en este sentido.
  1. CREACIÓN de Gore Vidal. El polémico autor americano recorre en esta novela todos los sistemas filosóficos desde la Grecia clásica hasta la China. Su protagonista, un persa de nombre Ciro Espitama, hace un recorrido geográfico y espiritual desde la Grecia acosada por los persas, pasando por el propio imperio persa, la India budista y la China de los reinos combatientes. Lección de historia, geografía, filosofía y religión es esta novela la perfecta definición de lo que una novela histórica debe ofrecer. No apta para lectores ligeros, sino para los que les encantan las distintas civilizaciones y las distintas versiones religiosas y filosóficas. Es tal delicia, que uno desearía que el mundo no acabase en China y el viajero Ciro Espitama siguiera por mar hacia Japón y continuara por América e incluso que existieran los cohetes espaciales y siguiera por los distintos planetas habitados de la galaxia. Este enloquecimiento viajero nace de la extraordinaria recreación de mundos, sistemas políticos, concepciones morales y religiosas con que Gore Vidal nos deleita.
  2. EL GRAN EMPERADOR Y SUS AUTÓMATAS de Jean Levi. Casi todas las grandes novelas históricas tienen por base un gran personaje que las sustente y en ésta no podía ser menos. El gran emperador Quin (el de los guerreros de terracota para quien no lo recuerde) logró unificar un imperio chino dividido a base de un control férreo y una disciplina tiránica. Jean Levi nos narra en clave epistolar cómo se va haciendo poco a poco con el poder en los distintos estados a través de sus espías y luego como el todopoderoso emperador se convierte en un tirano que, tras sufrir algunos atentados, busca infructuosamente la vida eterna. Verdadera metáfora del poder absoluto, la intriga política y la dominación tiránica, no deja de faltarle a la novela el exotismo de la China del siglo I a.C. y sus usos y costumbres, lo que nos ofrece la idea de cómo se formó la gran civilización que tanto desconocemos en Occidente.
  3. LA RUTA DE LA SEDA de Colin Falconer. Existen numerosas novelas sobre los aventureros occidentales que del siglo XII en adelante iniciaron la tan interesante y peligrosa ruta de la seda, en medio de los riesgos de los distintos reinos musulmanes que se encontraban desde Acre hasta Samarcanda y luego de los tiránicos mongoles que dominaban el resto de la ruta. Muchas de ellas están dedicadas a la figura de Marco Polo que, por supuesto, da mucho juego, pero en este caso creo que con leer el Libro de las maravillas del propio Marco Polo es más que suficiente. Esta novela está plena de aventuras, acción, pero también plena de interesantes pueblos, costumbres, gobiernos distintos y de un compendio de información que difícilmente otra novela puede ofrecernos. Lejos de otras novelas especulativas en demasía, en ella Falconer mantiene un rigor histórico encomiable y el ritmo es cuasi perfecto. Poco más se puede pedir a una novela de viajes como es ésta.
  4. ENGAÑO de Eleonor Cooney & Daniel Altieri. Sin abandonar el mundo oriental, señalo esta delirante novela que combina a la perfección el entretenimiento de una trama de investigación de un juez de la dinastía Tang en China con la realidad histórica de la enigmática emperatriz Wu, que consiguió en una sociedad completamente machista hacerse con el poder a costa de una crueldad y una falta de escrúpulos sin par, a la vez que se produce el ascenso del budismo en la corte Tang. La tensión narrativa que alterna la vida diaria, y en concreto la del propio juez, con sus problemas cotidianos y sus investigaciones, con las intrigas de las altas esferas en las que poco a poco Wu acaba con todos sus enemigos y se hace con el poder absoluto, sin dudar en eliminar a sus propios hijos, hacen que esta novela sea una gran novela, por cierto muy olvidada por la crítica en general.
  1. LA EMPERATRIZ DE LA SEDA de José Freches. Se trata en esta ocasión de una novela principalmente de aventuras, pero que retrata tan bien la historia del budismo en China que se hace imprescindible para comprender las distintas corrientes budistas que luego se fueron instaurando en Tíbet, China e India, sin olvidar religiones como el maniqueísmo o el cristianismo nestoriano. Como en toda novela de aventuras, nos divertiremos, sufriremos y nos enterneceremos con los personajes que van pululando por el texto. Sin un rigor histórico tan estricto como algunas de las novelas previamente citadas, el lector puede encontrar la suficiente información fidedigna de la evolución de estos ritos religiosos a la vez que se divierte con una trama muy bien engarzada y entretenida.
  2. TAIKO de Eiji Yoshikawa. Se trata en este caso de una pentalogía. Pretendí incluir en esta relación de novelas alguna dedicada al Japón feudal, a los samurais, al código bushido y a conceptos similares muy aceptados últimamente, en especial en el cómic y en el cine y televisión actuales. No fue poca la tentación de incluir Shogún, pero creo que ninguna novela como ésta encarna el espíritu japonés feudal tan fielmente. Yoshikawa nos relata la vida de un hombre despreciado llamado «cara de mono» y cómo con su gran astucia se hace con el poder de un Japón lleno de señores feudales, fidelidades quizá algo estúpidas para nuestro concepto occidental, pero realmente curiosas y, cómo no, traiciones igual que ocurre en todas las civilizaciones. Imprescindible para quien quiera saber de verdad cómo funcionaba el Japón feudal.
  3. GENGIS KAN. EL SOBERANO DEL CIELO de Pamela Sargent. No hay duda de que la vida azarosa, con un principio triste y miserable y un final esplendoroso de Gengis Kan, da para escribir grandes novelas. De ello se han aprovechado numerosos autores para escribir muy buenas obras sobre tan controvertido personaje. Para mí la mejor de las dedicadas al líder mongol es esta de Pamela Sargent. Gengis Kan, hijo de un jefezuelo local, se ve pronto huérfano y perseguido tras el envenenamiento de su padre, pero su tenacidad y sus ganas de sobrevivir a cualquier precio le hacen escalar hasta unir todas las tribus turco- mongolas y crear el imperio más extenso que el mundo ha conocido. Con un gran ritmo, siendo fiel a la historia y a la vez sin sobrecargar con datos inútiles, Sargent, nos acerca de forma amena y didáctica a esta gran figura de la historia de la humanidad. La ventaja en este caso sobre otros libros dedicados al conquistador es el retratarlo tal cual debió haber sido, sin excesivas complicaciones filosóficas y con una claridad narrativa notable.
  4. SALADINO. EL UNIFICADOR DEL ISLAM de Genevieve Chauvel. Otro personaje que daría para escribir varias novelas con distintos enfoques y todos ellos válidos es el fantástico conquistador kurdo Saladino. Fue incluso elogiado por sus enemigos, los cristianos cruzados, que la mayoría de las veces tuvieron que claudicar ante sus tropas. El valor de la novela de Chauvel está en librarse de los tópicos de la figura tan manida de Saladino y alejarlo de los clichés de la tradición cristiana, que suelen ser habituales en otras muchas novelas. Además nos refleja la realidad del mundo árabe previa a la subida al trono de Saladino de forma amena y rigurosísima y aclara el panorama, quizá algo confuso, de las distintas facciones islámicas que gobernaban la zona.
  5. LOS HIJOS DEL GRIAL de Peter Berling. Esta pentalogía del autor alemán puede sorprender a alguno que alguien como yo la incluya en su relación. Y es que su fuerte no es el rigor histórico puro. Aun así es indiscutible su perfecto ritmo narrativo, su interés como aventura pura y dura y su recorrido histórico panorámico por la Europa, Medio Oriente y Oriente asiático de los siglos XII y XIII. La historia es un poco alocada y se suceden acontecimientos increíbles y lúbricos, lo que también tiene su público, pero sobre todo se recorren civilizaciones de todo el mundo conocido de la época y ése es su gran valor como novela. La narración de Berling lleva un ritmo cinematográfico y los diálogos dominan sobre las narraciones farragosas, lo que también facilita la lectura a los que pueda asustarles la extensión importante de la pentalogía.
  6. CRÓNICAS DEL SEÑOR DE LA GUERRA de Bernard Cornwell. Aunque no entra dentro de la historia pura, sino más bien de la pseudohistoria o la leyenda del rey Arturo, esta magnífica trilogía no puede quedar fuera de ningún listado de novelas históricas. No solo es impresionante el poder narrativo de Cronwell, su maestría para retratar personajes y batallas, sino que convence al más pintado de que Lancelot era un gilipuertas y Ginebra un putón verbenero, lo que dado el bagaje de “pastelerismo” que llevamos a cuestas con estos personajes es todo un logro. El humanizar estos personajes de leyenda, el hacer de Arturo un ser humano y no un rey mítico hace que esta trilogía sea una de las cumbres de la novela histórica moderna. Me temo que por mucho que lo intente Cronwell no llegará a escribir otra obra maestra como ésta. ¡Qué se le va a hacer, no todos los días se escriben grandes obras!
  7. LOS REYES MALDITOS de Maurice Druon. En esta serie de novelas se nos retratan los reinados de los últimos reyes Capetos de Francia y los primeros Valois. Pero no es solo eso lo que magníficamente se nos retrata. A la vez se nos describen todas las intrigas palaciegas, los adulterios, la ambición por destruir el Temple, las luchas por el papado con el Cisma de Aviñón por medio, la guerra de los Cien Años con Inglaterra, la vida del pueblo llano francés y sobre todo unos personajes inolvidables. Malos como Roberto de Artois o su repelente tía nos adentran en las novelas cual si de nuestra propia familia se tratara. La descripción de la corte francesa es también perfecta y la ambición de todos el leif motiv de la obra. Vemos como esta ambición y este medre personal llegan a hundir naciones enteras y constituyen una metáfora de la vida cuasi perfecta.
  8. EL PUENTE DE ALCÁNTARA de Frank Baer. Estamos hablando de la mejor novela sobre las tres culturas que en la Hispania medieval convivieron en la península. Intercalando la historia de varios personajes, queda reflejada a la perfección la convivencia, no tan idílica como se retrata en ocasiones, entre judíos, cristianos y musulmanes en nuestro territorio patrio. El autor combina magistralmente la narración cambiándonos el foco de su narración, pero consiguiendo no perdernos, sino guiarnos con mano firme pero maestra hacia el objetivo de su novela. Quien de verdad quiera saber cómo se vivía en los siglos de conquista y reconquista en España no puede perderse esta obra, que pese a no estar escrita por un español, como ocurre en tantas ocasiones, la visión imparcial de alguien extraño a nuestra cultura ofrece la perspectiva más acertada de nuestra propia historia.
  9. EL ROMANCE DE LEONARDO de Dimitrii Sergeevich Merezhkovskii. Si se puede hablar de impresionismo en la novela, esta obra es lo más parecido al impresionismo pictórico. Mediante pinceladas, aparentemente inconexas, se va creando un cuadro del Renacimiento italiano de una belleza comparable a cualquier Renoir. Bajo la excusa de narrar la vida y vicisitudes de Leonardo da Vinci, la novela nos retrata toda la sociedad renacentista, de forma tan ágil que apenas nos damos cuenta de que estamos leyendo un libro, pareciéndonos meros retazos o papelillos caídos en nuestras manos. Esta ligereza esconde un profundo calado y una densidad que nos impregna sin que nuestros sentidos lo capten en lo más mínimo. ¿Se puede pedir más a una novela?
  1. ANÍBAL de Gisbert Haefs. Otro personaje insoslayable es el gran estratega cartaginés. Jurando desde niño odio eterno a Roma, Aníbal es calificado por muchos como el mejor general de la historia y su hazaña de pasar los Alpes con multitud de pertrechos y varios elefantes más un mito que una realidad, pues solo uno de sus elefantes logró llegar con vida a las llanuras de Italia. Todo esto y mucho más nos ofrece en su novela Haefs, un escritor no apto para lectores ligeros, y que desgraciadamente desde sus primeras novelas ha ido en descenso en su calidad literaria. Sin embargo, en esta novela es el Haefs riguroso, de lenguaje complicado, pero de calidad y que, dentro de la maraña en que te envuelve, te trasmite muchos mensajes. Tantos como para haber escrito la mejor novela sobre Aníbal de las publicadas en España.
  2. TRILOGÍA SOBRE ALEJANDRO MAGNO de Mary Renault (Fuego en el paraíso, El muchacho persa y Juegos funerarios). Se trata de tres novelas que, aunque tienen una continuidad temporal, no la tienen argumental, por lo que pueden leerse por separado tranquilamente. En la primera se narra de forma intimista, propia de la autora, la juventud de Alejandro Magno, los enfrentamientos entre su padre y su madre y cómo el joven Alejandro va formando su carácter. La segunda, bajo mi gusto mucho mejor, relata el esplendor de Alejandro y sus conquistas desde el punto de vista subjetivo de uno de sus efebos, Bagoas. En la tercera el protagonista ya no es Alejandro, sino sus sucesores o diadocos como se les llamó y relata a la perfección el nacimiento de los diferentes reinos helenísticos que fueron surgiendo y que se mantendrían hasta las conquistas tanto romanas como persas. La autora crea un entramado de sentimientos por los personajes de especial sensibilidad y, aunque dibuja un algo idealizado Alejandro, no deja de señalar sus puntos flacos y extrañezas.
  3. EL CONDE BOHEMUNDO de Alfred Duggan. Están tan de moda las cruzadas y las órdenes militares en la novela histórica actual, que, a veces, es difícil acertar entre tanto panfleto publicado. Sin embargo, es esta novela, que ya tiene sus años, sin duda la mejor sobre la Primera Cruzada. Sitúa los precedentes con precisión, retrata a la perfección a los principales personajes de la hueste cristiana y de sus anfitriones bizantinos, la humillación que sufren los primeros ante los segundos haciéndoles jurar fidelidad, lo menos «brillante» o, si se quiere, más sórdido de la cruzada, los iluminados y por fin la conquista de Jerusalén. Indispensable para quien quiera saber de verdad qué pasó en la primera cruzada.
  4. EL CONDE BELISARIO de Rober Graves. El ya citado autor británico tiene otra novela rompedora en esta obra. Aprovechando aspectos legendarios y muy probablemente no todos ciertos sobre Belisario, no solo nos sitúa en la Bizancio de Justiniano y Teodora, sino que nos hace un retrato perfecto de la fidelidad incondicional y del desagradecimiento de los poderosos ante los servicios bienintencionados de sus súbditos. Son inolvidables los personajes citados, pero también el eunuco Narsés o la mujer de Belisario, Antonina. El mensaje moral de la novela es bastante contundente, casi tanto como los logros que este general consiguió para sus desagradecidos amos. La Bizancio corrupta, repleta de herejías y nuevas interpretaciones religiosas, dividida entre los verdes y los azules, con guerras civiles soterradas, etc. se ve reflejada a la perfección en la obra del maestro Robert Graves.
  5. EL DIOS DE LA LLUVIA LLORA SOBRE MÉXICO de Lazslo Passuth. Bajo este evocador título, el autor húngaro nos describe no solo la conquista y vicisitudes que pasan los conquistadores mandados por Cortés a la caza de oro de Tenochtitlan, sino la propia organización política , militar, social y cotidiana de los pueblos que habitaban el extenso imperio azteca. Passuth entreteje un mosaico de capítulos que deja ver finalmente todo el esplendor de su novela, haciendo que sea la mejor o de las mejores escritas sobre la conquista de México. Los sentimientos de los personajes, el drama humano que se vive, la ambición de los conquistadores y la no menor crueldad de los dominadores méxicas dejan en su justo punto la narración, haciéndonos ver desde todos los ángulos la perspectiva de la conquista.
  6. Q de Luther Blisset. Bajo este seudónimo parece que se esconde un grupo de escritores que llevó a cabo actitudes y actos de protesta en apoyo de sus opiniones políticas. Pero, por encima de estas consideraciones, Q refleja a la perfección los conflictos que llevaron a la Reforma de Lutero y a las revueltas campesinas posteriores, los iluminados anabaptistas, los profetas falsos y los poderes fácticos del papado, la banca, el imperio, los intereses de los príncipes y prelados locales y como todos ellos manipulan al pueblo llano para sus propios fines. Sin olvidarnos de que se trata de una novela histórica, muchos de los acontecimientos narrados son perfectamente extrapolables a momentos actuales o pretéritos, en los que siempre hemos estado gobernados por los mismos poderes fácticos. Tanto por esa extrapolación como por el propio valor intrínseco de la novela que te lleva en clave de intriga al descubrimiento de un espía del papado, la obra es muy recomendable.
  7. EL NOMBRE DE LA ROSA de Umberto Eco. Imposible hacer una relación de novelas históricas sin nombrar este hito de la novela. Yo lo califico más de novela completa que de novela histórica, pero, dado que todos los críticos la sitúan en este género, es imposible no nombrarla. La novela nos sitúa en una abadía en la que se suceden unos crímenes que Guillermo de Baskerville, un monje ya un poco resabiado por la vida, tal un Sherlock Holmes de la época, trata de descifrar junto con un joven novicio, Adso, que le sirve de perfecto doctor Watson. Pero la novela es mucho más que esta trama investigadora. Es un compendio de vida monástica, de amor por los libros, de filosofía escolástica frente a la famosa navaja de Ockam, de herejías religiosas del momento, de tratado de arte y de basta erudición, que rezuma por todos sus poros el autor. Esta trama investigadora hace que entre en nuestro gaznate la enciclopédica sabiduría de Eco, cual si de una acelga envuelta en miel se tratara.
  8. POKER DE PAPAS de Laszlo Passuth. De nuevo el genial autor húngaro esta vez describiéndonos a la perfección la lucha por el imperio de Segismundo, las intrigas por las elecciones papales, la rebelión husita en Hungría, pintándonos un panorama del imperio alemán y sus ramificaciones cuasi perfectas. Siempre en forma de mosaico de distintos trozos que se van engarzando, el autor nos conduce a un fresco delicioso de la época y a hechos que precedieron los movimientos religiosos que luego originarían la reforma tanto de Lutero como de Calvino. La corrupción del papado y los primeros movimientos de protesta con Jan Hus a la cabeza, la traición del propio emperador a la palabra dada y otras muchas tribulaciones dan a la novela un aspecto que no debe perderse quien se interese por cómo se movían los hilos en el centro de Europa de la época.
  9. FLAVIO JOSEFO (trilogía) de Lion Feuchtwanger. Flavio Josefo fue un judío que en principio apoyó el levantamiento contra Roma del año 69 d.C., pero que, tras ser capturado por los romanos, se pasó a su bando y escribió una historia de los judíos a las órdenes de los emperadores Vespasiano y Tito. Calificado como traidor por su pueblo, en sus obras trata de justificar su defección ante la locura del levantamiento judío. Con estos antecedentes Lion Feuchtwanger crea un retrato perfecto de los conflictos morales a los que se enfrenta un judío en tierras romanas y de cómo se convierte en cabeza de la comunidad judía que reside en Roma, así como de sus difíciles relaciones con sus hijos al tratar de combinar la lealtad a su pueblo con la lealtad a los emperadores romanos que le pagan. De extraordinaria calidad literaria, el autor conoce como nadie el mundo judío y eso se nota en su novela, que es un compendio de prejuicios, rituales e idiosincrasia judía.
  10. EL MOZÁRABE de Jesús Sánchez Adalid. Sin dudarlo, la mejor novela de un autor español que se va consolidando en la narrativa histórica española como uno de los mejores. Plena de sensaciones olfativas, visuales e incluso gustativas, esta novela, que nos adentra en el Al Andalus omeya del siglo X, narra con precisión milimetrada la crónica de la decadencia de los califas omeyas desde el culto Al-Hakam II hasta su inepto hijo Hixem II y como poco a poco el futuro Almanzor sustituye la supremacía cultural por la militar. Todo ello con la disculpa de narrarnos la vida de un obispo católico en ese mundo musulmán, lo cual facilita también la descripción de los escollos de la convivencia de las tres religiones, esta vez en territorio no cristiano.
  11. FÜHRER de Allan Prior. El autor nos hace en esta novela una biografía del político y genocida alemán Adolf Hitler, pero no es una biografía al uso. Además de estar novelada, lo cual la hace amena y de fácil lectura, Prior, nos adentra en la formación de la personalidad del tirano, de forma tan excelente que explica muchas de sus acciones posteriores: su odio a los judíos, su relación con las mujeres… Pero, además, no deja de lado a personajes tan interesantes como Rudolf Hess, Martin Bormann, Goebbels, Eva Braun, etc. y momentos tan poco tratados como la Alemania de entreguerras, la pobreza extrema que vivió el Führer antes de su ascenso o la situación de los estados limítrofes. Por todo ello es algo más que una biografía novelada, para suponer un retrato excepcional del personaje y la época en la que vivió, sin sobrecargas tácticas, tan propias de las novelas de la II Guerra Mundial.
  12. LA DUQUESA FEA de Lion Feuchtwanger. Nos situamos en este caso en los cantones suizos en el siglo XIV. Margarita, duquesa del Tirol, llamada por su fealdad «La morruda», debe luchar contra los prejuicios que la falta de belleza llevan aparejados. Para el pueblo alguien feo es alguien malvado y, sin embargo, nuestra protagonista es una persona juiciosa y muy inteligente. Pero este drama personal no es más que la disculpa de Feuchtwanger para hacer un fresco de la situación política y social de la época y lugares descritos y de las luchas de los cantones suizos y las influencias extranjeras por dominar tan agrestes paisajes. Es un ejemplo de hasta dónde puede llegar el coraje femenino frente a todos los prejuicios sociales de su época y todas las intrigas por el poder a las que se ve sometida. Por supuesto, el autor, que nunca defrauda, lo hace con una prosa ágil y entretenida.
  13. EL VIAJE DE LA REINA de Ángeles de Irisarri. Ya con ciertos años a sus espaldas, esta autora obtiene un éxito clamoroso con esta novela dentro de la narrativa histórica hispana. A partir de ahí todo lo que ha escrito antes y después es visto con un prisma distinto. ¿Por qué? ¿Mera casualidad? No. Estamos ante una gran novela y por eso marca un antes y un después en el devenir de esta autora. Y es grande porque nos acerca tanto a los reyes y las reinas, en este caso de León y Navarra, que hace que nos sintamos parte de su viaje. El humor que destila toda la novela es excepcional, por sutil y acertado, sin desvirtuar la realidad histórica, pero haciéndola realmente divertida. También se trata de una reina coraje, en este caso Toda de Navarra, tan mandona y reivindicativa, que a todos nos recuerda a algún personaje femenino cercano, y que maneja a los personajes masculinos a su antojo. Toda se nos hace tan cercana y simpática que pasa a formar parte de nuestros reyes de cabecera y, por supuesto, es inolvidable una vez leída la novela.
  14. YO, LA MUERTE de Hermann Kesten. En principio y por el título, parecería ésta una novela más para alimentar la leyenda negra de nuestro Felipe II. También resulta paradójico que tenga que ser un extranjero quien mejor describa a un rey español, pero no olvidemos que muchos de los tratados de Historia de España más importantes han sido escritos por extranjeros. En este caso ni la primera impresión es cierta ni la segunda resulta infundada, puesto que Kesten describe con maestría no solo la vida y época de Felipe II, sino todos los entresijos de la complicada política imperial y episodios tan conocidos como el asunto de Antonio Pérez y la princesa de Éboli, de su hijo Carlos, de la Armada Invencible, etc. También las alianzas matrimoniales, el antagonismo con Isabel I de Inglaterra o las luchas religiosas hacen que el panorama que contempla la novela vaya mucho más allá de la simple vida de F
  15. EL RINOCERONTE DEL PAPA de Lawrence Norfolk. Los favores del Papa León X son pretendidos por unos monjes a través de buscarle un exótico animal, en este caso un elefante, y para ello deciden ir con un barco portugués hasta la India. La corrupción del papado, los cardenales o la nobleza europeas se contraponen a pueblos africanos y asiáticos, todo ello narrado con la maestría de un autor que ya había impresionado con El diccionario de Lempriere, y vuelve a hacerlo con esta novela, por su prosa barroca que, a la vez, es límpida y muy efectiva. Esta historia, en principio banal, te engancha e instruye de tal manera que con solo dos novelas hizo de Norfolk un escritor de culto, lo que casi obliga a su lectura a todo amante de la novela histórica.
  16. BOMARZO de Mújica Láinez. El escritor argentino es un pozo de sabiduría y saber escribir. En esta novela en concreto nos narra toda la complejidad del Renacimiento italiano en una obra más barroca que renacentista por su forma de escribir. El entretejido barroco de su estructura, que no es de ligera lectura, sí que crea una obra magnífica cuando se ve en su conjunto. Con la narración de la vida de un noble italiano jorobado y tejiendo cual araña laboriosa toda su vida con éxitos y fracasos, nos muestra la perfecta tela de araña con una elegante simetría que no es más que el Renacimiento italiano. Pero hay algo más que la descripción de una época, está también el perfecto tratamiento de todos los personajes que intervienen en la novela.
  17. EL BOSQUE DE LA LARGA ESPERA de Hella S. Haesse. La vida de Carlos de Orleans, un príncipe francés enfrentado a Borgoña, sirve de telón de fondo para describirnos toda la complicada trama de la guerra de los cien años, con un rey loco de fondo, un delfín ambicioso, los franceses intrigando con los borgoñones, Juana de Arco rompiendo todos los esquemas de una guerra convencional y batallas tan famosas como la de Agincourt. Esta autora holandesa, que tiene novelas muy correctas en general, alcanza su cénit con este fresco medieval o tardo-medieval impresionante por su fuerza, amenidad y complejidad, que nos ayuda a entender cómo un país como Francia estuvo a punto de hundirse por completo por las envidias y luchas intestinas, a favor de su enemigo inglés.
  18. PTOLOMEOS de Duncan Sprott. Quien desee conocer la complicada historia de esta familia de origen macedonio que gobernó Egipto desde la muerte de Alejandro Magno hasta la conocida Cleopatra VII, con la amenidad de un culebrón televisivo y el rigor de un tratado del mejor historiador que se les ocurra, encontrará en esta novela, publicada en dos volúmenes, La casa del águila y La hija del cocodrilo, todo lo que se le puede pedir en estos dos sentidos. Con una fuerza narrativa excepcional, que hace que apenas pueda quien la lee dejar la novela hasta terminarla, y con un perfilado de los personajes perfecto que los hace tan humanos como un vecino propio. Incluso hasta los malvados nos atraen como un imán atraería a la mínima partícula de hierro. Nos envolvemos con los personajes hasta vivir en propia carne las venganzas, intrigas y sucesiones de reyes y reinas, sin apenas darnos cuenta de que las generaciones van pasando, uno de los mejores piropos para una novela de estas características.
  19. NUESTRO AGENTE EN JUDEA de Franco Mimmi. Reconozco que cuando me dijeron que esta novela era muy buena tenía mis serias dudas. La temática me atraía poco, por muy manida. Se trataba de la vida de Jesucristo narrada desde un punto de vista «distinto» al habitual. Vamos, que había como unas dos mil novelas con la misma temática. Sin embargo, al leerla, me convenció de sus bondades. Efectivamente, el enfoque es novedoso y el tratamiento de los personajes muy correcto. Tiene algunas premisas que pueden resultar dudosas desde el punto de vista histórico, pero que dan mucho juego como novela, lo que no la hace una novela histórica de un purismo extraordinario, pero sí de una intriga y una amenidad notables. Su fácil lectura y su puntito de intriga también son datos a su favor. Una nueva forma de ver la vida de Jesucristo y su utilización por los poderes, tanto judíos como romanos.
  1. EL MACEDONIO de Nicholas Guild. Dicho autor ya había tenido un éxito resonante con El asirio y La estrella de sangre, su continuación, ambas novelas muy recomendables, ambientadas en el poco tratado mundo del imperio asirio. Ambas podrían estar en esta lista en lugar de El macedonio, pero les falta cierto punto de originalidad al tener ciertas similitudes con Sinuhé el egipcio, bajo mi punto de vista. Sin embargo, esta novela no solo es más original (es de las pocas dedicadas a la juventud del rey Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno), sino que tiene mucha más agilidad y riqueza cultural en sus descripciones. En efecto, se hace un recorrido no solo por la personalidad de tan controvertido personaje, verdadero creador del imperio macedonio y de sus falanges, sino por los movimientos políticos en Grecia y Tracia y la vida en esta última zona, muy poco tratada en la novela histórica. Todo con la típica amenidad del autor y con un extenso conocimiento de pueblos y gentes, costumbres y lugares o usos y costumbres.
  2. ZIRYAB Y EL DESPERTAR DE AL ANDALUS de Jesús Greus. Este autor, casi desconocido en el panorama literario español, sorprende con esta novela que traslada toda la esencia del mundo omeya durante época de Abderramán II en Al-Andalus. El califa se ve rodeado por una concubina, un poeta cantor venido de Persia y un eunuco que acaban manejando su refinada corte de Córdoba en siglo IX. Ziryab es el poeta que transforma las costumbres algo burdas de una corte occidental en la poesía, la gastronomía, los modales y refinamientos de una corte oriental. Esta transformación, que se palpa en toda la novela, la poesía que acompaña la prosa de la misma y la perfecta descripción de esta corte cordobesa, hacen de este libro una delicia para los sentidos, principalmente el intelectual, y acercan a su autor con solo esta novela a la cumbre de la narrativa histórica hispánica.
  3. BENASUR DE JUDEA (ciclo de novelas) de Alejandro Núñez Alonso. Es este autor asturiano, afincado muchos años en México, un injustamente olvidado autor de novelas históricas en nuestro país. En este ciclo en concreto, Alejandro hace un recorrido por todo el imperio romano en sus inicios como tal, con cierto proselitismo cristiano propio de la época en que fue escrita su obra. Pero no es este su gran valor, sino la excepcional recreación del mundo financiero, comercial, religioso y social del siglo I d.C. En ninguna novela sobre Roma he encontrado una recreación de las compañías comerciales tan completa, detallada y acertada, sin resultar pesada. Así mismo, no solo se describen acertadamente lo resortes del poder, también la vida cotidiana es descrita con profusión de detalles y acierto supremo. Es un ciclo que, aunque largo, se nos hace muy corto, sin perder el sello de identidad romántico de la época que novelas como Quo vadis? o Los últimos días de Pompeya ya iniciaron en el género.
  4. SAMARCANDA de Amin Maalouf. La novela de este extraordinario arabista que suele escribir en francés puede parecer algo irregular, especialmente si se tienen en cuenta los saltos entre la antigüedad y la actualidad no excesivamente congruentes. Sin embargo, su descripción de la corte turca selyuquida, y en concreto de la secta de los asesinos del llamado Viejo de la Montaña, es la más perfecta que un aficionado a la novela histórica puede encontrar en las traducciones al español. Las ambiciones, los motivos de la creación de la secta de los asesinos de Hasan Sabbah, sus propias elucubraciones, el poderío selyuquida y su refinamiento cultural, casi desconocidos en el mundo occidental, hacen que un aficionado al género disfrute con esta novela, por encima de ciertas irregularidades y saltos en el tiempo poco congruentes. No hay que olvidar la erudición del autor sobre esta temática, que le ha llevado a escribir el magnífico libro Las cruzadas vistas por los árabes, que, sin ser una novela, es mucho más ameno que muchas de ellas y pleno de datos poco conocidos en las fuentes occidentales que normalmente manejamos. Esto hace que el autor domine en Samarcanda, como pez en el agua, el tema que trata. Y eso se nota en la narración.
  5. PUERTAS DE FUEGO de Steven Pressfield. Se trata en este caso de una concesión del humilde autor de este artículo a tantos y tantos lectores que me han ponderado esta novela. Yo tenía claro que la irrupción de Presfield en el panorama de la novela histórica merecía una mención en este pequeño esbozo de 50 novelas. Pero el autor tiene buenas novelas como Vientos de guerra o Las últimas amazonas, por cierto, mi preferida (y por eso digo lo de la concesión). De todas maneras, Puertas de fuego aúna la extraordinaria habilidad del autor para narrar escenas bélicas con el famoso mito de Esparta, sus guerreros, su crianza y su heroica defensa del Paso de las Termópilas en el ataque persa de Jerjes. La novela destila épica y esa épica no es farragosa como la mayoría de las novelas bélicas, sino amena y fluida, y por eso Puertas de fuego se puede colocar como el paradigma de la novela con descripción de batallas.
  6. EL FARO DE ALEJANDRÍA de Guillian Bradshaw. La autora es una fiel representante de la novela ambientada en la Antigüedad sin demasiadas complicaciones históricas, pero en este caso sí que se adentra en una etapa interesantísima, puesto que supuso el inicio de las derrotas de Roma frente a los godos y una verdadera catástrofe que dejaría su rédito en la posterior caída definitiva del Imperio Romano de Occidente. En esta novela, junto con elementos cotidianos y personajes muy mortales, que son su especialidad, se narran las causas y consecuencias de la tremenda derrota romana de Adrianópolis frente a los godos, que pretendían alimentarse por el empuje de los hunos. La ineptitud de la Roma imperial decadente y su falta de humanidad llevan a la inevitable consecuencia de esta derrota y la autora sabe cómo inmiscuir a los ciudadanos ordinarios en este desastre para Roma.
  7. FARAÓN de Boleslav Prus. Un dudoso, históricamente, Ramsés XII sirve de argumento al autor para hacer un retrato perfecto del Egipto decadente, posterior a todas las glorias de la XVIII dinastía y Ramsés II El Grande. El alimento escasea, el pueblo llano sufre, el imperio se desmorona y Prus lo describe con tal realismo y potencia narradora que el lector se sumerge en la vorágine de acontecimientos como si de un egipcio más se tratara. De nuevo, la vida cotidiana, el trabajo, las preocupaciones populares llenan la novela con un acercamiento, poco visto en otras, al pueblo egipcio, tan uniforme a lo largo de los siglos. El autor huye de la relación prolija de dioses y diosas y de la única descripción de la corte y altos cargos, tan comunes en este género.
  8. BUCOLEÓN de Baquero Vázquez. Otro apenas conocido autor español tuvo la valentía de escribir una novela ambientada en el exótico y poco tratado mundo del Imperio Bizantino, realmente apasionante por sus complejidades religiosas, políticas e incluso culturales. Pero no es éste su único mérito, puesto que el retrato de la convulsa ciudad de Bizancio en el siglo XIV, junto con todas sus implicaciones mediterráneas, aumentan la dimensión de la novela hasta hacerla una de las mejores dedicadas a este periodo, con un trabajo estupendo de documentación detrás de la misma que la hacen realmente deliciosa para los aficionados, como un servidor, al apasionante mundo de la Constantinopla cristiana.
  9. LA LUZ APACIBLE de Louis de Wohl. Este descendiente de judíos, fugado del nacionalsocialismo de Hitler, y participante en la guerra psicológica a favor de los ingleses en la Segunda Guerra Mundial nada menos que en el campo de la astrología, se convirtió luego no solo en un gran autor de novela histórica sino en uno de los principales hagiógrafos de los santos de la iglesia católica. De todas sus obras, casi todas muy buenas por salirse del puro estilo de la hagiografía del santo en cuestión para retratar todo su mundo y su entorno histórico de manera excepcional, es para mí su mejor novela ésta dedicada a Santo Tomás de Aquino y su época. Por ella desfilan personajes como Federico II, el emperador llamado «stupor mundi», o los controvertidos papas de su época o Alberto Magno, su maestro. Pero también nos sitúa a la perfección en el entorno cultural y religioso de la época en cuestión, en este caso el siglo XIII, sin aturullarnos con filosofías escolásticas ni complicaciones vacuas.
  10. EL CRISTO DE ORO de René Guerdan. Otra novela ambientada en el intrigante Imperio Bizantino. En este caso nos describe con precisión y amenidad cómo la capacidad militar acaba triunfando sobre la indolencia de la gente con ascendencia imperial, pero inoperante. Así, vemos el languidecer de los emperadores Romano I y Romano II y el ascenso del capacitado general Juan Tzimitzes. Por supuesto, todo ello aderezado de intrigas políticas, religiosas, conspiraciones varias y un detallado análisis de los enemigos en ese final del siglo X, como el califato abasida. En las intrigas participan sin pudor las mujeres, los eunucos, los generales y todo aquel que pretende usurpar el poder de dos niños que han quedado como herederos. La ambición humana, extrapolable a todos los siglos, es narrada con maestría por Guerdan, así como las bajezas a las que somos capaces los seres humanos para alcanzar el poder y el reconocimiento. Absolutamente actual, a pesar del tiempo que hace que fue escrita y de la época narrada.
  11. LA MESTIZA DE PIZARRO de Álvaro Vargas LLosa. Quería citar alguna novela que nos adentrase en la conquista de imperio inca, y aunque ésta es algo posterior a la conquista en sí misma, sí que describe con precisión y amenidad las ambiciones y luchas intestinas que se despiertan entre los españoles que se han hecho con un imperio que les viene grande. El mestizaje que comienza a producirse entre la población autóctona y la conquistadora va creando un nuevo pueblo que más tarde reivindicará su papel en la América moderna. El libro además está lleno de acción, no de la sangrienta e infructuosa, sino de la sibilina y traicionera, propia del espíritu de ese siglo XVI y esa región donde la supervivencia y el enriquecimiento rápido, de gentes que venían de campos yermos y hambrunas varias, era su prioridad. No importaban las traiciones entre compañeros ni no obedecer a un lejano rey inexistente en la realidad en esas tierras, sino el valor y el coraje para pasarse al bando ganador y siempre sobrevivir.
  12. LOS HOMBRES DEL MAR de Konrad Hansen. Impregnada del espíritu de los cantos vikingos o eddas, esta novela nos transporta al mundo vikingo del viaje continuo, el saqueo de costas inglesas, escocesas o rusas, la naturaleza vikinga bárbara en sus enfrentamientos y tierna en sus cantos y poemas y los chocantes apodos con que los hombres vikingos se denominaban, representando verdaderas metáforas de sus vidas. En este caso es el rey Harald Diente Azul quien se enfrenta a su rebelde hijo Sven Barba de Horca y uno se siente instalado en el llamativo barco de estos vikingos con sus velas a rayas, sus remos y sus mascarones amenazantes. Todo un placer para los sentidos y el intelecto, además de una aventura en la que a todos nos habría gustado participar. ¿O no?

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