¡TÚ TAMBIÉN ME VENERARÁS!

Una reflexión sobre la condición humana

Morrigan

En cierta forma lo sabes, lo sientes dentro de ti, intuyes a la bestia que llevas dentro. La ves en los demás, pero te dices que eres distinto. Es el monstruo que lleváis todos los humanos en lo profundo de vuestra alma.

Desde el principio de los tiempos, desde antes de la historia, os vais matando unos a otros casi sin descanso, con algunos momentos de paz que forman espejismos como el que has vivido hasta hoy.

¡Yo soy Ares, Sekhmet, Huitzilopochtli, Kartikeya! Conocido por estos nombres y muchos otros desde la antigüedad, vengo a reclamarte a ti, que quisieras haberme olvidado, que crees estar por encima de mi mandato. ¡Tú también eres mío! Solo hace falta sacarte de la comodidad cotidiana y abrirte los ojos al horror.

Mira, humano, toda vuestra historia, se encuentra plagada de matanzas y torturas entre iguales. Escenas tan abominables que está prohibido exhibirlas y aterra el imaginarlas. Mira como encontráis siempre la razón para el exterminio: cuando no es por raza, es por religión, también por ideología o por pasión arrebatada. Canaán, Cartago, San Bartolomé, Nanking, Dachau, Nagasaki, Camboya, Shatila, Srebrenica, Myanmar… Abre bien los ojos, no intentes desviar la mirada, la historia se repite hoy, siempre, los que fueron exterminados ahora son exterminadores, así ha sido, así es y así será. Nunca aprenderéis nada, cada nueva generación volverá a caer en la brutalidad una y otra vez, sin importar los niveles de educación o inteligencia. El monstruo está dentro, deseando tener una excusa para salir.

Tan solo hace falta que veas una de estas atrocidades sobre ti o uno de los tuyos para que abraces mi causa. La vorágine de destrucción y represalia debe seguir girando una vez que comienza integrando a los exaltados, los emocionales, a los que tienen miedo, los equidistantes, los justos, los razonables… todos caerán en su espiral arrebatadora, absorbiendo su energía vital hasta agotarla.

¿Acaso no te diste cuenta de este modo de proceder de la Naturaleza? Quizá lo hayas observado muchas veces, aunque no quisiste pensar demasiado en ello. Por ejemplo, las hormigas, luchando incesantemente contra las de su misma especie, batallando hasta aniquilar el hormiguero vecino, en el que no hay lugar seguro, en el que obreras, reina y pupas son devoradas en un frenesí de violencia y destrucción. Deben acabar con la estirpe más débil, de esta manera consiguieron conquistar el mundo. La compasión no existe para ellas, supondría peor adaptación al medio y su extinción a largo plazo.

Así ha funcionado siempre el mundo natural, la vida se abre camino matando. Muerte es igual a vida, esto está grabado en tus genes de chimpancé, lo sabes en lo más profundo de tus instintos animales, es tu cerebro recientemente evolucionado el que se niega a aceptarlo de forma consciente.

Hace tiempo que oyes retumbar los tambores de guerra en la lotananza y ahora resuena la llamada del cuerno, con su vibración mantenida, profunda y grave; sientes estremecer las vísceras. Quieres resistirte mientras a tu alrededor ves cada vez a más enardecidos, seguros de tener la verdad de su lado.

Ya ruge el cuerno por todo el mundo, aunque intentes ignorarlo, se oye en cada uno de los continentes. Sabes que está ahí, que llama a los tuyos, a ti. Defiende a tu familia, a tus vecinos y a tus compatriotas de la amenaza. Escoge bando, el de los vuestros, el bando de los buenos y los justos. Siempre ha sido así y siempre lo será.

¡Únete a mí, desdichado humano, y vencerás a tus enemigos! Les devolverás el daño que querían hacerte, empapado en el sagrado elixir carmesí, hasta apoderarse de la victoria final. Tu vida tendrá por fin un sentido, un propósito, un destino más grande que tú mismo.

Y cuando marches glorioso, henchido de conquista, podrás tomar todo lo que mereces, someter a los malvados, crear un mundo nuevo desde cero, extirpar la degeneración de la sociedad.

Ven, abraza esos instintos que sientes agitarse en tus entrañas. Te ofrezco la gloria, una vida intensa y fulgurante. Lucharás y vencerás, tú también puedes, tú también serás de los míos.

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