CUADERNO DE INTERIOR (RICARDO VIRTANEN)

José Guadalajara 

La andadura de Ricardo Virtanen es larga por la cuerda de la música y la letra. Le conocía de nombre, como músico y profesor, antes de tratar con él a raíz del primer Encuentro de Escritores que organicé en Rivas en octubre de 2010. Desde entonces hemos ido estableciendo correspondencias de literatura y amistad.

Ricardo es hombre viajero que gusta de muchas compañías. Está aquí y allá con su grupo Lobos Negros en continuos conciertos por la geografía española. Guitarrista y batería, es también profesor, crítico literario y poeta. Pertenece al grupo Escritores de Rivas, del que es vicepresidente, y coordina el Mirador literario de Covibar.

Es maestro en el haiku, como lo demuestran las composiciones de su libro Sol de hogueras, en el que escribe, por ejemplo, como si se tratara de un signo de su identidad: “El río arrastra / por la corriente abajo / quizá mi rostro”.

Pero su identidad queda reflejada sobre todo en un libro intimista que acaba de publicar, Cuaderno de interior, auténtico diario en el que conviven reflexiones muy profundas en connivencia con el apego hacia el mundo que rodea al autor. De años anteriores son el poemario La sed provocadora  y la colección de aforismos titulada Pompas y circunstancias.

Sin duda, una trayectoria literaria muy avanzada y comprometida: “¿Qué significa un día en nuestras vidas? ¿Qué logra que un día sea memorable o que los días se conviertan en pasto de las llamas de nuestra existencia? Detesto los días que se confunden en el trasfondo del calendario” (Cuaderno de interior).

LA VOZ DEL AUTOR

Cuaderno de interior, así he querido llamar a esta colección de instantáneas, mi diario perteneciente a los años 2003 y 2004.

Hay tanto de narcisismo como de verdad a medias. Mucho de confesionario, algo de feroz misantropía. Si el poeta trata a menudo de huir del mundo a la primera oportunidad que tiene de hacerlo, un diarista necesita imperiosamente ese axioma romo que es la realidad, del que penden todos los misterios más íntimos y sencillos, como la incuestionable verdad que nunca ocurrió, pero que recordamos intacta.

Ignoro si estas páginas de diario, notas prestadas o pensamientos huérfanos dan sentido a la vida de uno, si son su expresión mayor o, por el contrario, si la hacen más invisible e irreconocible. Pero en ese misterio insondable naufraga la literatura, y con ella, nosotros.

Naufragio o iluminación.

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