EL CULTO AL TORO EN EL MUNDO MEDITERRÁNEO

Carlos García Santos

         toro-de-cretaEl verano del suroeste europeo, desde Francia a Portugal, está marcado por diferentes fiestas donde el toro es uno de los principales protagonistas. Se trata de actos que arraigan en tradiciones muy antiguas y en creencias que también lo son. Salvando la vigencia actual de estas manifestaciones taurinas e incluso la polémica que puedan suscitar en la actualidad, no cabe duda que es atractivo el culto al toro en el mundo mediterráneo en el pasado.

            Todo parece indicar que en estas culturas mediterráneas se otorgaba al toro un rango divino asociado a la naturaleza. Se puede apreciar en pinturas del arte levantino, en la civilización cretense con la celebración de la Taurokathapsia, en Çatal Hüyük (Turquía) o entre las deidades egipcias. El toro se encontraba en la antigüedad en estado salvaje formando manadas que pastaban en bosques y praderas que suponían para las poblaciones que habitaban cerca de ellas una fuente de alimento y de potencial peligro en caso de enfrentamiento con ellos.

            Esta simbiosis entre humanos y medio natural queda reflejada en diferentes manifestaciones artísticas, como el arte rupestre paleolítico, o en las de periodos posteriores como el toro de Selva Pascuala (Villar del Humo, Cuenca). No obstante, donde vamos a poder rastrear desde el neolítico el significado divino del toro es en las culturas del Mediterráneo oriental. En Çatal Hüyük, población habitada entre el VIII y V milenios a. de Cristo, se encuentran pintadas en las estancias sagradas cráneos de toro y representaciones de caza ritual de este animal. Otra cultura en donde el toro tenía un papel sacro era la cretense;  aquí se encuentran representaciones cerámicas y pinturas murales donde, además  de la propia figura de este animal, está presente la recreación de las ceremonias que se celebraban en torno al mismo. La Taurokathapsia o juego del toro presenta a jóvenes realizando acrobacias sobre estos animales, que son una de sus deidades.

          La interpretación de estas ceremonias, tanto en Çatal Hüyük como en Creta, se ha enfocado desde el punto de vista de una sociedad ya agrícola; de hecho aparecen las representaciones junto a diosas de la fertilidad: en el caso de Creta con las conocidas como diosas de las serpientes. Según Manuel Serrano Espinosa se trata de una sociedad agraria donde se pone un especial énfasis en los ciclos vegetativos; el toro aparece en las ceremonias propiciando, junto al hombre, la fertilidad de los campos.

       El-Dios-Apis Otra cultura del oriente mediterráneo que mantiene este culto es la egipcia, en la que este animal está representado en los cuernos de la diosa Athor o el toro Apis. Se trata de creencias ligadas al ciclo solar, al Nilo, la economía agraria y, por supuesto, al otro mundo, en donde cada animal toma un significado divino. Como explica Adriana Manrique Madrid, el toro está relacionado con la fertilidad del Nilo, y ,cuando se asocia con Path, toma cierto sentido de dios creador.

        Como no podía ser menos en el mundo antiguo, también está presente la figura del toro; de hecho, la Taurokathapsia se refiere a una ceremonia de la Grecia clásica en Tesalia. En Roma se realizaban sacrificios propiciatorios de toros y se introdujo el culto a Mitra. Este dios, según estas creencias, acabó venciendo a un toro y sacrificándolo, ritual que más tarde se reprodujo por sus seguidores. Este culto parece tener su origen en Irán o el Próximo Oriente, de hecho el origen del culto al toro en general se identifica por algunos autores con esa región, y fue difundido por el Imperio por legionarios romanos.

          Como no podía ser de otra forma, en la Península ibérica también encontramos reflejos del culto al toro. Un ejemplo se puede reconocer en Villar del Humo (Cuenca), donde la combinación de varias figuras con la imagen de un toro en unas pinturas de arte levantino en un abrigo de este lugar ha sido interpretada como ese tipo de culto por autores como Francisco Jordá. De nuevo se trata de la identificación del toro, la fertilidad y la naturaleza y de una ceremonia donde las personas tratan de dominar al toro y todo lo que representa. Ya en el mundo romano se encuentra la cita de Diodoro, en donde se asegura que en Iberia las vacas son animales sagrados. Esta afirmación la corroboran las numerosas representaciones de bóvidos del mundo prerromano ibérico, incluso en las cerámicas pintadas de Numancia. De otro lado, autores como José María Blázquez han encontrado indicios de la relación entre el culto al toro y a Marte en la Península Ibérica.

      Después de realizar este rápido repaso a la evidencia del culto al toro en el pasado resulta fácil comprender cómo se ha mantenido alguna expresión del mismo en épocas posteriores en el suroeste europeo. En la Edad Media aparecen las primeras citas sobre festejos taurinos,  y entre las más relevantes están las que se refieren a los encierros de Cuéllar en el siglo XV. En la actualidad permanece la vigencia del dominio sobre la bestia en los llamados encierros, en los que toman parte las personas de cada  comunidad donde se celebran conduciendo  las reses por el territorio de la misma, ya sea campo a través o encerrados por las calles.

       Toro_GDe hecho hay lugares donde estas celebraciones tienen unas características específicas, así, en torno al sistema ibérico (Soria, Teruel, Castellón), se realizan con el toro embolado, colocando antorchas por encima de los cuernos del bóvido que corre por la noche por las calles de cada localidad. En Portugal se trata de dominar a la res con la fuerza de los componentes de la comunidad, que se enfrentan cara a cara con ella oponiendo su empuje hasta doblegarla: son los Forçados.

       Por último, hay casos que manifiestan ese dominio de las personas sobre el toro de forma clara: se trata de oponer el raciocinio humano  la fuerza del animal, combinando la participación de la población que lo recibe. Al entrar en la población, la manada de toros y los caballeros que los conducen se encuentra con la barrera física que forman las persona para encauzar al animal hasta su encierro: es la Entrada de Toros y Caballos de Segorbe (Castellón), en donde hay una formación armónica de los vecinos de la localidad, que cierra el paso al peligroso animal a ambos lados de las calles, sin afectarlos para evitar su ataque. 

      Cierto que los festejos relacionados con el toro están inmersos en la actualidad en una gran polémica en la que no se va a entrar aquí, que en muchos casos el significado original de estas creencias ha llevado de un lado la desfiguración del propio encierro por la masificación de corredores en el mismo y de otro al abuso y maltrato gratuito de los animales. Pero si analizamos el origen de estos festejos nos encontramos con creencias muy antiguas que entroncan de nuevo con la relación entre personas y naturaleza, entre aquéllas y el dominio sobre la misma y su fertilidad, y esto puede resultar muy atrayente cuando se investiga de manera profunda.

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