LA MAGIA DE LAS TRES LLAVES

José Manuel Pedrosa

Resultan sobradamente conocidos y familiares los valores y el carácter mágico-supersticioso que en muchas culturas se atribuye al número tres, y lo común de su aparición en una abundantísima literatura tanto culta como tradicional, que va desde la Divina Comedia de Dante (escrita en tercetos rimados y dividida en tres cánticos, cada uno de treinta y tres cantos) hasta todo tipo de poemas mágicos, religiosos, épicos, líricos y baladísticos universales. Ante tal abundancia, y entre los innumerables ejemplos posibles de ensalmos y de oraciones -además de otros tipos de poemas- plagados de conceptos triples o de fórmulas trimembres, vamos a limitarnos a conocer ahora un fragmento de una oración obtenida por la Inquisición de una persona gitana del siglo XVII, y una parodia que de este tipo de composiciones hizo Cristóbal de Villalón en El Crotalón (segundo cuarto del siglo XVII):

Conjúrote con tres libros misales

y tres iglesias parroquiales…

Pues mira, hermana, que este pecado se ha de absolver con tres signos y tres cruces y tres psalmos y tres misas solenes, las cuales se han de dezir en el templo delSanto Sepulcro de Hierusalén, y que son misas de mucha costa y trabajo, porque las han de decir tres cardenales y revestirse con ellos el altar tres obispos, y hanlas de offiçiar tres patriarcas vestidos de pontifical, y han de arder allí tres çirios a cada misa…

Apuntado de este modo sucinto el valos simbólico que el número tres juega en la tradición popular, conviene que analicemos el papel simbólico de las tres llaves en nuestro conjuro y, en general, en la tradición religiosa y supersticiosa popular, con el fin de que alcancemos una mejor comprensión de su sentido en los textos que estamos considerando.

En principio, se podría aventurar que las tres llaves de nuestros ensalmos podrían evocar las llaves del Paraíso que son citadas en un cierto número de oraciones cristianas, que las presentan custodiadas normalmente por San Pedro o por el Niño Jesús, como muestra el siguiente ejemplo portugués:

Padre-Nosso Pequenino

tem as chaves do Paraiso…

Pero, en realidad, el simbolismo de la llave excede con mucho el ámbito cristiano particular para relacionarse con las amplias propiedades mágicas que le son atribuidas en diversas culturas. Sabemos que estos objetos tenían ya la consideración de fetiches mágicos entre los pueblos que habitaban al norte del antiguo imperio romano.

En otras culturas, cristianas y no cristianas, las llaves tenían valores mágico-sagrados que se han traducido en cultos, supersticiones y prácticas de curación mágico-medicinal que hacen uso de ellas. De algunos de estos cultos y supersticiones parece deducirse que es la condición de instrumento de apertura -de una puerta, pero también de la salud, de la vida, del cielo- la que se cree que insufla valores mágicos y místicos a la llave; de otros, que es su calidad metálica la que justifica sus supuestos valores repelentes de enfermedades y de malos espíritus, en consonancia con los que se atribuyen a otros objetos de hierro en muchas culturas: recuérdense ahora los ritos con clavos que también usaban los sefardíes o que se usan en otras muchas tradiciones del mundo, las tijeras y las agujas que se suelen utilizar como talismanes protectores, las internacionales herraduras de la suerte, o el culto a los imanes que se practica en muchas culturas tradicionales.

(Extracto del libro Entre la magia y la religión: oraciones, conjuros, ensalmos, Sendoa Editorial, 2000)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio