LAS AVENTURAS DEL VALEROSO SOLDADO SWEJK (II)

Pedro Centeno Belver

Continuamos con nuestra revisión de la obra de Jaroslav Hašek para ofrecer un marco sobre el que el lector de nuestra página pueda descubrir algunas de las claves que configuran esta obra maestra de la literatura.

En primer lugar, debemos reconocer que no se trata de una lectura ni mucho menos sencilla por varias circunstancias. Cuando hablamos de nuestro Quijote como novela de humor (en una de sus múltiples lecturas) pocos son ya los que son capaces de reconocer el talento humorístico en tal obra. Se contempla como un “mamotreto” que habla de un loco cuyas aventuras poco o ningún interés puedan tener. Esta más que errónea percepción se puede contemplar también en la obra de la que tratamos. En efecto, el humor de las circunstancias que rodean a nuestro buen soldado queda ligeramente limitado por, primero, la traducción, que lógicamente deja atrás numerosos juegos de palabras y conceptos; en segundo lugar, porque el humor centroeuropeo también presenta algunas diferencias con el nuestro. Máxime, si tenemos en cuenta que el periodo en que se escribe la obra está marcado por una convulsión social que apenas podemos adivinar actualmente, pese a que la crisis económica que vivimos en este momento pueda asemejarse a la que desgarró por completo los “felices años 20”.

Del mismo modo, nuestro Quijote es, de alguna manera, una novela bastante moderna en cuanto a su concepción estética. Quizá en parte porque toda la literatura de cierto calado en la actualidad bebe de la gran obra cervantina, pero nuestra novela comparte una de las estéticas más interesantes que dieran las tendencias artísticas del siglo XX. En efecto, los trazos que a veces se dibujan en las acciones de los personajes, las reacciones, o la propia benevolencia de Svejk, así como la propia descripción de los personajes, nos recuerda la fuerza expresiva del vienés Schiele o la fuerza “cromática” del Gabinete del doctor Caligari.

No en vano, pues, se han realizado diversas adaptaciones a artes plásticas, de modo que fue en un primer momento ilustrado por el magnífico Josef Lada y en la actualidad ya ha visto más de una versión en cómic. También, cómo no, contamos con la versión teatral que hiciera Piscator con la colaboración del mismísimo Bertold Brecht.

Estamos, por tanto, hablando de una obra de suma importancia que no deja de aportar ideas a diferentes autores. Pero no debemos precipitarnos. Estos condicionantes que hemos mencionado al comienzo de nuestro artículo y en la anterior entrega obligan a una lectura detenida de nuestra obra. En efecto, fue concebida para publicarse por entregas, de modo que también es recomendable (al menos el que aquí escribe lo recomienda) leerlo con la tranquilidad que merece toda gran obra literaria.

Es muy importante entender que la dureza con la que aparecen los personajes, la fría crueldad que presentan, la facilidad con la que los jueces determinan una muerte o, simplemente, las propias batallas de nuestro soldado, reflejan nítidamente, no ya una percepción humorística, sino una visión general de la guerra. El absurdo de cada situación, desde un cura completamente alcohólico a una asistenta que puja en su inicio por sobrevivir, es el crudo absurdo de la guerra, de sus tribunales y de la especial justicia que se vive y se sufre en los conflictos bélicos.

Por todo ello, y especialmente porque en un mundo como el actual, que dice haber aprendido la lección de las dos grandes guerras del siglo XX mientras sigue empuñando armas para estabilizar economías, esta obra cobra una especial relevancia. Es interesante ver cómo la percepción desde una estética tan marcada como la de la obra de nuestro autor, pese a tener un fin comercial expreso, consiguió remover la conciencia de miles de ciudadanos en la reconfiguración que sufrió Europa. De esta manera, con esta obra, que retrata con tanta precisión la historia viva de un periodo histórico de semejante calado, estamos ante una más que recomendable obra literaria que debe ser tenida en cuenta para ocupar unas cuantas tardes.

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