LOS PREPARATIVOS DEL DÍA D

Sergio Guadalajara

Estos tanques hinchables salvaron miles de vidas aliadas.
Estos tanques hinchables salvaron miles de vidas aliadas.

Ahora mismo, Europa podría ser completamente diferente. ¿Y si el nazismo se hubiera instaurado en nuestra sociedad? Aunque es difícil elaborar hipótesis sobre cómo habría sido ese posible futuro del mundo, lo que es fácil de comprobar para cualquiera es que durante el 6 de junio de 1944, los Aliados dieron un gran paso para terminar con las ambiciones de Hitler. Aquel día se jugaban mucho, así que era necesario contar con una buena preparación antes de intentar el asalto a la todavía poderosa Alemania, que aún era la dueña de la mayor parte del “Viejo Continente”.

El plan de invasión se vio muy influenciado por los desembarcos realizados anteriormente por los Aliados, como los efectuados en Italia, en el norte de África y en Dieppe. Dieppe es una pequeña y desconocida localidad francesa situada en la costa en la que en 1942 se realizó un “ensayo” para la invasión de la Europa oprimida. Desembarcaron unos 6.000 soldados canadienses y británicos con la intención de capturar prisioneros y probar si era posible tomar y mantener un puerto durante cierto tiempo. Además, la Royal Navy (la Armada británica) les daría cobertura. La RAF y la USAF (las Fuerzas Aéreas de Gran Bretaña y EE.UU, respectivamente) intentarían provocar un encuentro con la Lutwaffe para así verificar si era cierto el supuesto debilitamiento de los alemanes por aire. A pesar de que la operación fue un rotundo fracaso (más de cuatro mil bajas aliadas y objetivos incumplidos), ayudó mucho en la planificación del desembarco en Normandía.

Gracias al raid en Dieppe se llegó a la conclusión de que era mejor desembarcar en una playa para después adentrarse hacia el interior y tomar las instalaciones portuarias por la retaguardia. Así pues, el ataque frontal contra un puerto bien defendido quedaba descartado por ser demasiado costoso. Otra de las conclusiones sacadas de Dieppe fue que era necesario contar con un intenso bombardeo sobre las defensas costeras, ya que en el “ensayo” no lo hubo y muchas de las barcazas se hundieron incluso antes de llegar a la costa, aumentaron las bajas y se le daba al enemigo una gran ventaja.

En cada guerra, antes de comenzar una misión o batalla, es necesario nombrar al comandante que la va a dirigir y coordinar. En la IIGM esto se hacía de una forma similar a como se hacen actualmente los fichajes en el mundo de los deportes. Se barajaban distintos nombres, se sopesaba su capacidad de mando, de estrategia, las misiones realizadas con éxito, etc.; y se nombraba a ese hombre. David D. Eisenhower fue el elegido para comandar el asalto a Europa, gracias a sus anteriores acciones en el Norte de África y la experiencia acumulada en el mando de los desembarcos aliados en Italia. Además, el comandante debía ser norteamericano al ser los EE.UU. el país que más hombres, material y dinero aportaba a la guerra.

El colosal acorazado alemán Tirpitz
El colosal acorazado alemán Tirpitz

Otra de las incursiones que realizaron los Aliados antes del Día D fue la de St. Nazaire, una misión en la que se consiguieron dejar inoperativos varios diques secos de esta población francesa. Entre ellos destruyeron al único dique de reparación capaz de albergar al Tirpitz, un colosal barco alemán exactamente igual (barco gemelo) al famoso Bismarck, ya hundido en aquel momento.

Si antes de que EE.UU. entrara en la guerra ya ayudaba al esfuerzo bélico de Gran Bretaña con numerosos envíos mensuales de armas, municiones, víveres, etc. que no cobraría hasta años después de la contienda, ahora que ya era un país beligerante aportó cantidades aún más ingentes de recursos necesarios para derrotar a Hitler. Poco a poco fueron llegando miles de soldados americanos que se fueron estableciendo a lo largo de todo el territorio británico en diversos campamentos y cuarteles. Acompañando a estos hombres, EE.UU. mandó aviones, proyectiles, cañones, tanques…

Gran Bretaña y los Estados Unidos se estaban preparando para poder terminar con la guerra. Todo lo que se mandaba desde América se iba acumulando en enormes depósitos, pero era prioritario ocultar todo ese armamento, aviones, tanques y soldados para no alertar al enemigo, pues la aviación germana hacía constantemente reconocimientos aéreos por todo el país y sería fatal que se descubriera la concentración de tropas y material en el sur de Inglaterra.

Para intentar burlar a los aviadores alemanes se recurrió a curiosas tretas. Por ejemplo, algunos proyectiles fueron escondidos bajo planchas curvadas de acero que estaban dispuestas a los lados de carreteras y caminos y protegidas por árboles de la visión alemana. Otras herramientas, como escobas, casas prefabricadas o pontones, fueron amontonadas en depósitos o exteriores. Largas filas de vehículos semioruga y tanques poblaban campos y fincas de todo el Reino Unido. Cualquier lugar era bueno para albergar el material procedente de EE.UU.

Mientras, todos los soldados que iban a desembarcar o aterrizar en Normandía se sometían a una dura instrucción para intentar ser mejores soldados que los alemanes de la Wehrmarcht. Cada soldado aliado debía conocer de memoria su misión y, para facilitar su cumplimiento, se crearon maquetas de las playas y se hicieron maniobras en lugares semejantes a los que encontrarían en Francia. Además, contaban con muchísimas y muy detalladas fotografías aéreas de toda la zona.

Desembarco en la playa de Omaha. Fotografía de Robert Capa
Desembarco en la playa de Omaha. Fotografía de Robert Capa

Al mismo tiempo, y para intentar engañar a los alemanes, se construyó un ejército falso cerca de Dover, enfrente de Calais (era el punto de la costa francesa más cercano a Gran Bretaña). Ese “ejército” estaba formado por miles de tanques inflables, campamentos vacíos, falsos aviones e, incluso, contaba con el general Patton al mando, que llegó a pasear por Dover para ser visto por los espías nazis. En esta estrecha franja del Canal de La Mancha que separaba Francia de Inglaterra se lanzarían el 6 de junio cientos de miles de tiras de aluminio para que los operadores de radar alemanes avisaran de que una enorme flota naval y aérea se acercaba hacia ellos.

Todos estos hechos que acabo de narrar son únicamente una mínima parte de lo llevado a cabo para preparar el desembarco en Normandía, ya que hubo también un gran trabajo de los servicios de espionaje y contraespionaje británicos, muy hábiles por cierto, y en los que destacó un espía español, Juan Pujol, que fue clave para que el Día D tuviera éxito al conseguir engañar a Hitler.

Gracias a que se realizaron todos esos preparativos Francia y Europa pudieron ser liberadas.

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