EL DISCURSO DEL REY

Juan Angulo Serrano

Discurso 1.jpgJorge VI, muy a su pesar, reinó en Inglaterra desde 1936 a 1952. Fue el último Emperador de La India y el último rey de Irlanda. Le tocó vivir años convulsos, no sólo por la independencia de los citados estados sino, sobre todo, porque durante su reinado se desarrolló la II Guerra Mundial.

A la muerte de su padre, Jorge V, fue proclamado rey su hermano mayor con el nombre de Eduardo VIII, pero solo reinó unos meses, pues, enamorado de Wallis Simpson, una mujer norteamericana divorciada dos veces, renunció al trono, ya que el Parlamento no permitía esa boda. ¡Cómo cambian los tiempos! Baste recordar alguno de los enlaces de la actual familia real británica: la boda de Margarita, hermana de la actual reina, Isabel II –precisamente hija de Jorge VI- , la del Príncipe de Gales, Carlos, o la prevista de su hijo Guillermo y posible futuro rey con una plebeya: Katte Middelton.

Históricamente, no ha sido considerado como un rey muy destacado, pues era tímido, dubitativo y no había sido educado para ello, pero contó con el inestimable apoyo de Winston Churchill y con el cariño de los ingleses, con los que se mantuvo siempre cercano durante la Guerra y se negó a emigrar a Canadá o a E.E.U.U. Murió a los 56 años de cáncer de pulmón, posiblemente debido a que varios doctores le recomendaron que fumara mucho porque era bueno para relajar la laringe. Ahora que uno de los temas del año es la prohibición de fumar en todos los lugares cerrados, y en algunos al aire libre, se agradece ver una película en la que se fuma bastante. No ocultaré que tengo el vicio, aunque, como en anteriores inicios de un nuevo año, me he concienciado otra vez para dejarlo en éste.

Todo lo anterior es más o menos conocido. Lo que no lo es tanto, por lo menos para la mayoría, fue su tremenda tartamudez, quizá por el autoritarismo de su padre, por la severa educación a la que se le sometió o porque, al parecer, era zurdo y se le obligó a escribir con la diestra. Sobre esta minusvalía y sus esfuerzos para dominarla trata esta excelente película, que se circunscribe a la época en la que estuvo luchando contra ella con el apoyo del logopeda Lionel Logue, y que termina con el famoso discurso radiofónico en el que comunicó a su pueblo la declaración de guerra contra Alemania.

 ElDiscursoDelRey2Lionel Logue fue un experto logopeda que, como en otras ramas de la medicina, consiguió una gran experiencia y avances tratando trastornos del habla a soldados traumatizados por la Gran Guerra. Su terapia la resumía con la frase: simpatía sobrehumana, humor y paciencia. Solía tratar a gente adinerada, lo que le permitía no cobrar a enfermos sin recursos. Parece ser que era masón. Mantuvo siempre una gran amistad con el rey, que le condecoró con la Real Orden Victoriana. Casi todo lo que se sabe de él, pues era muy reservado, se lo debemos a su nieto, Marcos Logue, que recientemente publicó un libro basado en los diarios y papeles de su abuelo.

No exagero. Tiene uno de los mejores repartos que recuerdo. Hasta en los personajes meramente episódicos. Si hubiera premios u Oscar para el casting, se los llevaría de calle. Claro que todos los actores, salvo uno del que luego hablaré, son ingleses, y también grandes actores de teatro.

Lógicamente, hay que destacar a los dos principales: Colin Firth y Geoffrey Rush, candidatos a los Globos de Oro y, con toda seguridad, a los Oscar. Es difícil discernir quién es el verdadero protagonista, ni cual lo hace mejor.  Sólo recuerdo un duelo interpretativo similar: el que mantuvieron Laurence Olivier y Michael Caine en La huella (1972) del gran Joseph L. Mankiewicz.

Todo lo que he leído sobre estos premios, que no es poco, dan como ganador seguro a Colin Firth, que interpreta a Jorge VI. Y no solamente por su brillantísima recreación, sino también porque los americanos son muy proclives a galardonar interpretaciones de personajes disminuidos –Mi pie izquierdo, Forrest Gump, El milagro de Ana Sullivan, Hijos de un Dios menor, etc. etc.-. Desde 1984 ha trabajado en más de cuarenta films, principalmente como secundario. Como actor principal, destaca en La joven de la perla, Bridget Jones, por la que recibió el premio del Cine Europeo, o Una familia con clase

Su filmografía es bastante irregular, pues participó en alguna memorable, como El paciente inglés o Shakespeare in love, y en otras mediocres. Su verdadero espaldarazo lo recibió por el papel de un homosexual suicida en Un hombre soltero (2009, Tom Ford), que le propició un reconocimiento mundial y la copa Volpi en el Festival de Venecia.

22Excepcional su trabajo imitando la tartamudez del rey. Por eso, y por escuchar a todos los demás con sus propias voces, en un perfecto inglés, es obligado verla en versión original. Consigue transmitirnos la debilidad y dudas de un hombre que, a pesar de ser uno de los más poderosos del mundo, tenía poca personalidad y, aunque entrañable, le venía muy grande el cargo.

Geoffrey Rush no es inglés, sino australiano. Pero es que el logopeda Lionel Logue, como ya dije,  también lo era. Además figura como productor ejecutivo. Hombre primordialmente del teatro, lo que no le ha impedido participar en decenas de cintas. Su primer gran éxito lo logró con Shine (1996, Scott Hicks), interpretando a un pianista con graves problemas mentales porque su padre quería que llegará a ser un gran virtuoso, lo que logró pero a un alto precio, – inevitable recordar a Mozart –.  Con ella ganó el Oscar, Globo de Oro, BAFTA y un sinfín de premios.

 No le hace ascos a ningún papel. Puede ser el excéntrico/zombi Capitán Barbosa en las distintas entregas de Piratas del Caribe, o el Marqués de Sade en Quills. O participar en cine de espías, véase El sastre de Panamá, o de ambiente histórico: Elizabeth, Los Miserables o Shakespeare in love en la que, curiosamente, coincidía también con Collin Firth.

 Es el contrapunto al personaje del rey. Afable, irónico, optimista y sin prejuicios. Pero al igual que aquel, también arrastra sus traumas, como el de una figura poca agraciada, cierta cojera, y sobre todo la frustración de no haber llegado a ser un reconocido actor de teatro, pese a haberlo intentado.

Sería prolijo comentar las excelsas actuaciones del resto del reparto. Mencionaré a los más importantes. Guy Pearce, el de Memento, como Eduardo VIII, rey por unos meses; Helena Boham  Carter, como mujer de Jorge, y que desde 2001 participa en todas las películas de Tim Burton, su pareja en la vida real.; Derek Jacobi arzobispo e inolvidable en Yo Claudio, otro extraordinario tartamudo; Thimothy Spall, del que destacaría Secretos y mentiras o Harry Potter. Michael Gambon, como Jorge V, ya suena como candidato al Oscar de actor secundario. Con nostalgia y admiración, aunque en un pequeño rol, el de  mujer de Jorge V, me impresionó volver a ver a Claire Bloom, la inolvidable bailarina de Candilejas (Charlie Chaplin), a punto de cumplir 80 años.

Con este abrumador y extraordinario reparto, era de suponer que la utilización de primeros planos esté presente en la mayoría de las secuencias.

 La ambientación, como en todas las cintas inglesas de este tipo, es grandiosa. Rodada principalmente en escenarios reales. Destaca también el perfecto vestuario.

el-discurso-del-rey-007Tom Hooper, el director, proviene de la televisión, donde brilló a gran altura. Su película más interesante hasta ahora es The Damned United, sobre unos hechos ocurridos en el equipo de fútbol inglés, Leeds United. La mayor parte de su cine es histórico o basado en historias reales, y parece recoger bastante fielmente lo que aconteció.

Con los diálogos, ocurrió algo muy significativo. El guionista, David Seidler, los desarrolló intentando captar la personalidad y circunstancias de ambos protagonistas. Durante el rodaje, tuvieron conocimiento del libro escrito por el nieto de Logue, lo que les hizo replanteárselos. Después de su análisis, descubrieron que el Logue de la película y el de los diarios eran muy parecidos. El humor inglés está presente en una gran parte de las conversaciones, como era de esperar.

He de decir que no emociona demasiado. Pero esto, quizá, esté buscado a propósito, ya que estamos hablando de la familia real británica y de aquella época, con su rigidez, normas estrictas y mantenimiento de las distancias con el resto de los mortales. Sin embargo, esa emoción sí se vuelca en la escena cumbre, el famoso discurso radiofónico de 1939, que da el nombre al film, en el que Jorge V comunica a su pueblo la declaración de guerra contra Alemania. Vemos al rey, que todavía no ha superado del todo su tartamudez, sólo con Lionel en una habitación, frente al micrófono y con una ventana abierta. El montaje de esta escena, que me pareció soberbio, va intercalando primeros planos de Jorge y Lionel con secuencias de cómo lo están escuchando su hermano, la Corte, el Gobierno, la Iglesia, el Ejército… y su pueblo.

 Pero lo que más me impactó es que esa escena, que tiene de fondo el segundo movimiento de la 7ª de Beethoven –una de las obras más hermosas nunca escritas– dura exactamente lo mismo que el citado movimiento.

Lleva ya cosechados más de veinte premios internacionales, tanto a los actores como a la película y al guión.

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