BREVE HISTORIA DE CARLOS V (José Ignacio Ortega)

José Guadalajara

El azar, un ingrediente a veces nada ponderado en el análisis histórico por ser un ingrediente poco riguroso, ya que generaría innumerables ucronías (¿qué hubiera pasado si…?), me llevó a conocer a Nacho Ortega. Confluimos en una sala de profesores, donde a veces es complicado cruzar más de 140 caracteres por la vorágine cotidiana del quehacer docente. Allí entablamos amistad y conversaciones en torno a intereses, temáticas y personas comunes de nuestra raíz académica. Entre los pensamientos compartidos, surgió el tema del tiempo en la Edad Media, sobre el que Nacho escribió un artículo para esta Página.

Ambos procedemos del mundo de la investigación que mide el éxito por el número de citas que otros colegas realizan de nuestros trabajos y artículos, en una rigidez erudita que era perfectamente válida cuando el número de líneas de las notas a pie de página superaba el de líneas del cuerpo de contenido de cada página.

José Ignacio Ortega Cervigón, doctor en Historia Medieval, ejerce de profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense. Ha publicado numerosos artículos y trabajos relacionados con el periodo medieval, sobre todo con la nobleza castellana y la didáctica de la Historia.

LA VOZ DEL AUTOR

El libro Breve historia de Carlos V (Ed. Nowtilus, 2018) no se ciñe solo a un recorrido cronológico vital y político, sino que aparecen temáticas sociales, económicas y culturales que nos ayudan a ubicar a uno de los grandes personajes de la primera mitad del siglo XVI en las coordenadas reales de su tiempo.

Es una buena ocasión también para vindicar un relato sintético –el maremágnum bibliográfico sobre Carlos V es inabarcable en una sola vida- y didáctico del personaje. Una explicación de la historia que aúna el principio de la multicausalidad de los procesos sociales y aboga por su comprensión a través del prisma de los cambios y continuidades históricas. El propio Carlos V, en su ascética espiritualidad, es un ejemplo paradigmático del personaje bifronte y gozne de dos épocas, al reunir caracterizaciones finimedievales (por ejemplo, ser un rey-soldado) y presentar rasgos del hombre renacentista, con una visión mayestática del protoestado europeo de la modernidad.

En la instrucción a su hijo Felipe de 4 de abril de 1543 de Palamós, Carlos le dice que sentirá necesidad de consejo como todo gobernante y que para ello lleve a don Juan de Zúñiga como antiguo ayo por “vuestro relox e despertador”: la metáfora del Relox de príncipes que les despierta y avisa de las dificultades seguía presente en la mente del emperador. Un hombre poliédrico que ya plasmó su predilección por la villa de Madrid para instalar la itinerante corte y cuya colección de territorios europeos y americanos lo convirtió en un hombre poderosísimo, pero en constaste angustia interior por la fractura de la Cristiandad.

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