EL TEMA

José Guadalajara

Tema-1Quisiera llamar la atención sobre un uso bastante extendido que me perfora los tímpanos y que me produce una inmediata aceleración de los latidos cardíacos. A veces, incluso, acaloramiento y vergüenza ajena. Tal vez yo sea un exagerado, pero mejor expresarlo así, con lenguaje hiperbólico, para que se note más el defectillo lingüístico.

Lo escucho a menudo, en la calle y en la plaza, en la sala de reuniones y en la mesa de la casa de comidas, entre los aparentemente doctos y menos doctos; por supuesto, entre los indoctos, y a lo largo y a lo ancho de esta extensa geografía de hablantes y menos hablantes.

¿De qué se trata? Lo dice el título de este breve artículo: del TEMA.

Había una directora de Instituto, a la que yo conocí, que, cada vez que cambiaba de asunto o se iba a otro punto del orden del día en los claustros de profesores, no dejaba de usar la referida expresión. La estadística me hizo verificar que, durante un periodo de quince minutos hablando, la había usado treinta y tres veces. ¡Francamente exagerado! Era ya una “coletilla” lingüística fea y desmañada, como esa otra de la que hablé en mi anterior artículo – “la verdad es que”- y que convierten a la persona que lo usa en un pobre esclavo de la vulgaridad.

Decía aquélla, es decir, la directora, como también pueden decir otros muchos: “El tema de la limpieza no se ha solucionado todavía”, “en cuanto al tema de la puntualidad hay que buscar medidas”, “el tema es que no se hacen bien las cosas”, “el tema de la calefacción”, “el tema de las horas de clase”, “el tema… el tema…” Ése es el TEMA.

En primer lugar, cansa la reiteración; en segundo lugar, cansa el uso indebido de este sustantivo empleado como comodín para referirse a diversas situaciones ajenas al verdadero significado de esta palabra. Quien así la emplea lo hace en sustitución de palabras como “asunto”, “motivo”, “problema”, etc., que serían las adecuadas en los casos referidos. Implica, por lo tanto, además de un vicio lingüístico, un desconocimiento exacto del significado aceptable para el término TEMA y, sobre todo, de los contextos en los que puede y debe ser utilizado.

Acerquémonos al diccionario académico. La primera acepción de esta palabra es la de: “Proposición o texto que se toma por asunto o materia de un discurso”. Ante esta definición, puede asegurarse ya que en nada encajan los usos ejemplificados más arriba en relación con el verdadero sentido de este término. Será correcto decir entonces: “El orador ha pronunciado un discurso sobre el tema del calentamiento global” o “el tema de su intervención ha sido la disuasión del empleo de la palabra tema de manera incorrecta”, como me sucede a mí, por ejemplo, en este artículo.

En este sentido, también se podrá emplear la palabra TEMA para referirse al asunto central de un texto literario o bien a un fragmento de una composición musical en torno al cual se desarrolla todo el conjunto: “El tema de este poema es la lucha entre los principios del bien y del mal” o “el tema de esta melodía está construido a partir de un fondo de violines”.

Curiosamente, hay otra acepción de la palabra que está bien representada en la conocida expresión de “cada loco con su tema” y que, en términos de diccionario, equivale a “idea fija que suelen tener los dementes”, tal como puntualiza el DRAE.  Junto a ésta, podemos encontrarnos otras acepciones en las que ahora no voy a insistir, pero entre las que, desde luego, no se registra la del error de asimilar “tema” con “asunto”, motivo que a mí me ha dado toda esta leña para echarla al fuego, en donde espero que ardan todos los malos usos de nuestro idioma.

Así, una vez purificado de sus perniciosas adherencias, abandono por hoy el TEMA de este artículo, pues ya resulta cansino repetir tanto la referida palabra.

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