EL MESTER DE CLERECÍA

Ángel Moreno García

Mester traigo fermoso, non es de joglaría;

mester es sen pecado, ca es de clerecía,

fablar curso rimado por la cuaderna vía,

a síllavas cuntadas, ca es grant maestría.

Constituyen estos versos de la segunda estrofa del Libro de Alexandre una concepción literaria que se ha dado en llamar “mester de clerecía”, el cual se desarrolla, principalmente, a lo largo de los siglos XIII y XIV, y trata, de modo didáctico, asuntos de índole moral y religiosa, si bien encontramos temas novelescos o jocosos.

Se dice que es “mester” (del latín ministerium), porque es servicio o ministerio de clérigos, hombres de cultura del medievo que reclaman con orgullo el fuerte componente intelectual que se vierte en las obras, la “grant maestría”. Es “sen peccado” y “de clerezía”, remarcando el hecho de que “non es de joglaría”, esto es, perteneciente al ámbito juglaresco, sino al  monacal y del estudio.

Algunos críticos señalan el origen, en España, de esta modalidad literaria en la Universidad de Palencia, que contó con profesores franceses, de ahí la cierta coincidencia temática y de estilo de algunos poemas españoles y francos, que conecta con las renovaciones de alcance europeo, que arrancarían del llamado “prerrenacimiento” del siglo XII, con el florecimiento de una nueva poesía latina, basada en el ritmo y en los acentos –por ejemplo, la poesía goliardesca-, y de una poesía narrativa y lírica en lengua romance.

Hemos de tener en cuenta que el valor de la lengua vernácula se reconoce en el IV Concilio de Letrán de 1215, al ser aceptada como vehículo transmisor de la palabra sagrada entre los pueblos que no entienden el latín, por ello los poemas del mester se escriben en lengua romance.

Otra de las características esenciales es la cuaderna vía,  estrofa formada por cuatro versos de catorce sílabas con la misma rima, también denominados tetrástrofos o tetrásticos monorrimos, como la estrofa que abre este artículo.

Dentro de esta manifestación literaria se encuentran las obras de Gonzalo de Berceo, Juan  Ruiz y su Libro de Buen Amor, el Libro de Alexandre, el Libro de Apolonio, el Rimado de Palacio del Canciller de Ayala, entre otras muchas.

En definitiva, asistimos a una nueva manera de composición poética, protagonizada por los hombres que poseían los conocimientos y la erudición necesarios.

En venideros escritos tendremos ocasión de perfilar los autores y obras que se encuadran dentro de este complejo mundo de la clerecía medieval.

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