LA APROPIACIÓN DE LOS CULTOS PAGANOS POR EL CRISTIANISMO

Juan Carlos García Santos

              Se ha llegado a creer que la mayoría de las fiestas cristianas tienen una procedencia pagana. De hecho, los cristianos, en un principio, sólo celebraban la Resurrección, la Venida del Espíritu Santo y Pentecostés, que, en realidad, tienen un origen judío.

            Empezando por la Navidad el 25 de diciembre, a la que podemos relacionar con la fiesta romana del solsticio de invierno, que es un culto incluso prerromano que toma esta estación como un tiempo relacionado con la muerte, el letargo de la naturaleza que se produce en Europa en este periodo. Uno de los elementos religiosos más significativos del pasado europeo relacionado con este momento del año es la construcción de dólmenes orientados hacia la salida del sol en el solsticio de invierno. En el caso de Egipto la tradición es aún más parecida. Se trata del nacimiento de Horus y Osiris, procedente de una virgen, Isis. En Roma también existía esta fiesta, relacionada con la agricultura, y que servía para auspiciar buenas cosechas: las saturnalia. Entre las culturas germánicas hay fiestas parecidas que también duraban varios días en esta época de diciembre.

            El 6 de enero se festejaba el nacimiento del sol en la tradición griega, que pasará a la iglesia ortodoxa como celebración del nacimiento de Cristo, y en la católica como la llegada de los magos de Oriente. Las celebraciones de Semana Santa tienen un claro antecedente en la religión egipcia, pues la Resurrección guarda relación con el domingo posterior a la primera luna llena, momento en que se conmemoraba en Egipto la entrada de Osiris en la luna. También la Semana Santa guarda paralelismo con la muerte y resurrección de Atis.

            San Juan se celebra coincidiendo con el solsticio de verano. Este santo predicaba el bautismo, que relaciona la idea de eclosión de la naturaleza con la conversión de nuevos cristianos. Desde el Neolítico se encuentran restos asociados con esta época del año, como en Stonehenge. Es la noche más corta del año, en la que la vegetación ha germinado.

          Relacionada con las creencias sobre la fertilidad primaveral se encuentra también la fiesta de las mayas o de la cruz de mayo, que queda asociada a la erección de un gran poste por los jóvenes de la localidad: el mayo.

            El día 15 de agosto se celebra la ascensión de María, pero tampoco era una fiesta católica en su origen, ya que ese día se festejaba en la antigua Grecia y Roma el culto a Hécate, Artemisa o Diana, «diosa de la Luna y Reina del Cielo», para evitar que las tormentas afectarán a la cosecha en el momento de su recolección.

            El trasfondo celta de la fiesta de todos los Santos o día de los difuntos ya es tópico en la actualidad. En realidad, se celebraba el fin de las cosechas y la llegada del invierno, pero esta celebración también era común entre los romanos en la llamada Feralia.

            Las fiestas locales tienen también un origen pagano con el referente en las celebraciones a cultos asociados con una determinada etnia o localidad, en donde pasan a estar relacionadas con la advocación a un Cristo o Santo determinado.

            Por último, el carnaval toma un sentido curioso partiendo de diferentes celebraciones paganas como las lupercalia romanas. Éstas se acaban transformando en una reafirmación del cristianismo, ya que, después de producirse la actuación que ha transgredido el orden establecido, pasan a significar el triunfo de la religión oficial con la llegada del miércoles de ceniza.

Así pues, es incuestionable el fondo pagano de las festividades cristianas, que vieron en la asimilación de estas creencias una forma idónea de adaptación a los nuevos tiempos. De este modo, los conversos del paganismo no se verían afectados por la pérdida de tradiciones que habían venido celebrando desde tiempo inmemorial.

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