MANUSCRITO VOYNICH Y EL CREADOR DE PALABRAS

Candela Arevalillo

1º voynich_dreams_i_by_dantesangreal-d50231pSi perseverantes criptógrafos e investigadores de distintas especialidades no han logrado descifrar el contenido de este enigmático manuscrito del siglo XV, difícil nos será a los neófitos. Mas un texto escrito se puede acometer desde distintos ángulos de visión. Hasta el momento, desconocemos el contenido de las 252 páginas que se conservan debido a que su lenguaje se rebela impidiéndonos su comprensión, pero podemos acercarnos al creador de ese idioma enigmático desvelando determinados aspectos de su personalidad.

El manuscrito Voynich es un antiguo libro ilustrado, de inaccesible contenido, escrito por un autor anónimo en un alfabeto no identificado; por lo tanto, en un idioma incomprensible. Mediante estudios realizados, se comprobó que la tipografía básica empleada, una letra cursiva de línea humanista, estuvo en boga en el siglo XV, durante algunas décadas. Muchas son las conjeturas sobre su creación y autenticidad, pero el hecho de que cumpla los requisitos básicos de la ley de Zipf (ley empírica sobre la frecuencia de las palabras y la economía del lenguaje) hace pensar que se trata realmente de un extraño idioma procedente de una lengua natural.

En el año 2009, investigaciones realizadas en la Universidad de Arizona (EE.UU.) demostraron, mediante la prueba del carbono 14 y con una fiabilidad del 95%, que el pergamino del manuscrito de piel de ternera, escrito con pluma de ave, podría haber sido elaborado entre los años 1404 y 1438. Habría que añadir también el hecho de que los personajes de las ilustraciones y su vestuario corroboran tal hallazgo cronológico, al igual que el estilo de los peinados que llevan las figuras femeninas, muy habitual en el siglo XV.

Sin embargo, el objetivo final para el cual fue creado este manuscrito aún sigue siendo un enigma histórico debido, en esencia, al desconocimiento de su contenido. Lo poco que se sabe se ha logrado gracias a la interpretación de sus imágenes. En consecuencia, el manuscrito Voynich se dividió en cinco secciones: Herborística: muy extensa y compleja, en cuyas 130 páginas se representan especies vegetales desconocidas para la Ciencia. Astronómica: la aparición de símbolos astrológicos, soles, lunas, estrellas, y espirales que recuerdan galaxias han servido para denominar esta sección. Biológica: a través de dibujos de grandes depósitos de agua, conectados por canales, y mujeres desnudas que se bañan en un extraño líquido verde, se supone que podría tratarse de una representación figurada del sistema cardiovascular o el aparato digestivo. Farmacéutica: gran variedad de plantas y frascos rotulados ilustran esta sección. Y, por último, Recetario: consta de varios cientos de breves párrafos señalados mediante asteriscos en forma de estrellas de ocho puntas.

2º el_manuscrito_voynich_1bigAl enfrentarnos a un contexto lingüístico tan infranqueable, y mientras lo contemplamos sin poseer las claves para acceder a su interpretación, la idea de conocer más de cerca a este imaginativo creador de palabras surge, dentro de nosotros, como una atractiva aventura más dentro de este océano literario en el que nos encontramos perdidos.

Sabemos que toda palabra escrita “a mano” es el reflejo gráfico de un gesto cerebral del autor al expresarse. Al escribir, ese “gesto interior” personalizado se imprime de una forma muy singular en el papel o pergamino; de ahí la conocida expresión: Si duda la mente, tiembla la mano. Es cierto que las leyes grafológicas no son aplicables a todos los idiomas al cien por cien, pero hay rasgos gráficos, básicos y elementales, comunes al ser humano de todas las épocas. A través de estos rasgos compartidos nos adentramos en un lenguaje no verbal que transforma la palabra escrita en una imagen plástica que “habla” por sí sola.

El texto está formado por letras desconocidas sin signos diacríticos, ortográficos ni de puntuación; sin embargo, al analizar el trazado de las letras, observamos que, dentro del diseño ejecutado, destaca la frecuencia y el predominio de trazos curvos en las hampas de las letras, es decir, en la zona superior de las letras.

Para descubrir el mensaje implícito que este trazado transmite tenemos que remitirnos a la Historia más antigua de la humanidad, o a ese Inconsciente Colectivo de nuestra cultura occidental en donde está grabada la idea ancestral de que “en el cielo está Dios, y bajo tierra, el diablo”. De acuerdo a la Ley física de Gravedad, el anterior concepto simbólico está expresando básicamente que arriba está lo más sutil, y abajo, lo más denso. Si, a continuación, nosotros realizamos un puente asociativo al ámbito psicológico, el término “arriba” haría referencia claramente al mundo de las ideas abstractas; por el contrario, “abajo” abarcaría las ideas concretas y prácticas a un nivel más denso y material.

En consecuencia, la significativa tendencia a los trazados altos en la grafía del manuscrito Voynich muestra una mayor relevancia de todos aquellos aspectos relacionados con la capacidad de abstracción del intelecto. A su vez, el hecho de que este trazado se exprese y se recree en suaves curvas nos está desvelando la intensa imaginación y creatividad del autor en esta área de la mente.


manuscrito-voynich-texto-2Está claro que el creador de este lenguaje pertenece a una clase social privilegiada, de mente activa y cultivada, capaz de crear conceptos ideológicos de naturaleza compleja, independientemente de que sean lógicos o no para nosotros: los profanos en la materia tratada.

La llamativa verticalidad en su ejecución nos habla de un control emocional que lo pone en práctica cuando amenaza el desánimo en lo emprendido, logrando encontrar nuevos estímulos y fuerzas para continuar con el proyecto iniciado como bien se observa, en algunas ocasiones, en la dirección ligeramente cóncava de las líneas escritas.

El hecho de que proliferen trazos sinistrógiros, especialmente en la zona alta, es decir, giros hacia la izquierda, indica interés especial por el pasado, por la investigación, acaparación y almacenamiento de sabiduría antigua, sin ánimo de realizar una divulgación masiva al carecer de elementos gráficos hacia la derecha que faciliten la proyección externa de esa información científica a la sociedad del momento. Es evidente que el lenguaje voynichiano pertenece a una minoría, difícil de cuantificar, que no parece tener intención de realizar una difusión masiva de ideas y conocimientos.

Todas estas características de personalidad bien se podrían aplicar al franciscano Roger Bacon (1214-1294), reconocido científico, filósofo y teólogo inglés al que se le adjudicó la autoría de este manuscrito desde un principio, dado que reúne las cualidades y facultades necesarias debido a su extensa cultura y estudios en los campos de la Alquimia, Astrología y Lenguas. Pero la distancia en el tiempo obligó a pensar que, de ser el autor, el manuscrito estudiado sería una copia; una copia no exenta de interés.

En cambio, la causa de un posible hermetismo intencionado en el manuscrito se puede hallar claramente en este ilustrado franciscano muy reacio a difundir conocimientos científicos al vulgo. Firmemente aconsejaba abandonar la lengua común –latín– para escribir todos los libros en códigos cifrados. Esta tendencia elitista se prolongará en el tiempo hasta bien entrado el Renacimiento; un buen ejemplo lo encontramos en la escritura especular de Leonardo da Vinci (1452-1519), legible a través de un espejo, que nos demuestra una vez más ese deseo de proteger conocimientos o inventos; en este último caso, potenciado por la ausencia de un registro de patentes.

3ºmanuscrito-voynichDesde que el coleccionista de antigüedades Wilfred M. Voynich, en 1912, rescatara el manuscrito que lleva su nombre de la biblioteca del colegio jesuita de Villa Mondragone – Italia-, sucesivos intentos de interpretación se han ido realizando en el tiempo. Pero el misterioso manuscrito ha resistido la intromisión de los mejores criptógrafos, incluidos los grandes especialistas en códigos secretos japoneses y alemanes de la Segunda Guerra Mundial, y a los recientes y sofisticados medios informáticos.

Ante tal despliegue de complejos medios de decodificación, quizá la respuesta esté en hallar un sencillo y simple cambio de visión interpretativa, impensable hasta ahora.

*El manuscrito Voynich se encuentra catalogado actualmente en la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la Universidad de Yale.

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