EL MAR DE LA FERTILIDAD
Pedro Centeno Belver
Es 25 de noviembre. Yukio Mishima, uno de los escritores más importantes del siglo XX y el principal escritor oriental posterior a la II Guerra Mundial entrega el ejemplar de su última novela, La corrupción de un ángel a su editor. Se trata de la última obra de una tetralogía que narra la degeneración a la que ha llegado el Japón contemporáneo. Una cruda crónica que empezaría con la enormemente poética Nieve de primavera y que avanzaría con la que va a ser nuestro objeto de análisis en el próximo número, Caballos desbocados. En este artículo trataremos de hacer una breve presentación del autor y daremos algunas notas sobre la primera parte de la tetralogía para poder adentrarnos en la segunda de ellas el mes siguiente.
Entrega el manuscrito de su última novela, un manuscrito que habla de la corrupción de los valores del Japón contemporáneo, un Japón que ya no tiene al Bushido como código permanente, un Japón que se hace demasiado occidental. Debemos occidentalizarnos en algunas cosas, debemos tomar lo mejor de occidente, pero no podemos perder nuestra esencia, la esencia japonesa, nuestros valores, nuestra moral. El mundo está completamente corrompido…
Junto a su más fiel amigo y algunos acompañantes más llegan al cuartel del ejército en Tokio. Llegan hasta el comandante y proceden a tomar por la fuerza el sitio. Apenas hay opción, quieren recuperar los valores tradicionales y esta es la última oportunidad que tienen para hacerlo. Devolver a Japón su identidad desde el convencimiento del ejército, recuperar toda la filosofía que les hizo grandes. Salen al balcón y comienzan a arengar a los soldados… pero ya todo es una causa perdida y entiende que jamás Japón volverá a ser Japón. Solo quedan restos de esos valores en su propia persona, es humillado y es humillante, solo hay también un camino: el seppuku.
Mishima se hace el harakiri delante de un impresionado coronel y pide a su amigo que le decapite al finalizar el ritual. No lo consigue de inicio y deben recurrir a otro de sus amigos. Terminó. Ahora solo se podrá corromper su cuerpo.
La inquietante historia de Mishima, un escritor cuyos textos derraman esencias de lirismo y filosofía, no hace sino culminar la historia de uno de los escritores más sobresalientes del siglo XX, no demasiado conocido en España, pero de un valor incalculable. La tetralogía El mar de la fertilidad es una crónica que relata la historia reciente de Japón y, por eso, le dedicaremos un artículo a su segundo volumen en nuestro próximo número. Entre tanto, conviene que el lector se aproxime a la primera de las novelas, Nieve de primavera, pero no debe acercarse como habitualmente recomendamos aquí, con una curiosidad histórica, con una máquina del tiempo que nos traslade a otra época; en este caso al Japón del siglo XIX. No, debemos acercarnos con un espíritu ligeramente diferente, con la idea de presenciar un relato amoroso que no es más que un pretexto para perdernos en un mar de sensaciones. La delicada prosa de Mishima llega a alcanzar unas cotas poéticas que imagino que solo en su versión original, con las palabras japonesas pueden superar la poesía de los propios conceptos.
En efecto, la historia de Sakoto y Kiyoaki (un personaje delicadamente bello) o también, cómo no, de Honda, que será el personaje que une la historia de las tres novelas, es una historia de amor que transpira una serie de pensamientos y valores, esos que Mishima quiere recuperar. Y es por eso que debemos detenernos en esta novela no tanto con esa curiosidad histórica que mencionamos, que también se refleja en las costumbres y en las delicadas descripciones de peinados, trajes, etc. Sino que debemos dejarnos llevar por la belleza de unas imágenes que cautivarán al lector.
Caballos desbocados, a la que dedicaremos nuestro próximo artículo, será diferente; entretanto, recomiendo efusivamente que el lector se deje llevar por la magia de la primera novela de la tetralogía.