EL NEOPLATONISMO

Ángel Gómez Moreno

Head_Platon_Glyptothek_Munich_548El resurgimiento del pensamiento de Platón se debe, sobre todo, a Marsilio Ficino y la Academia Platónica de Florencia animada por Cosme de Médicis en la villa de Careggi a partir de 1462. Gracias a esa y otras iniciativas, el desarrollo será extraordinario en Italia y en Europa, hasta hacer del neoplatonismo una marca característica en el pensamiento, el arte y la literatura occidental. Las reuniones de la Academia vieron a humanistas como Leon Battista Alberti, Angelo Poliziano, Giovanni Pico della Mirandola y a Julián y Lorenzo de Médicis.

El neoplatonismo renacentista habría sido imposible sin una vuelta a los originales griegos en pleno Quattrocento. En recuperar los principales textos platónicos se esforzaron humanistas como Manuel Crisoloras o Uberto Decembrio, que recuperaron la República para Occidente; por su parte, Francesco Filelfo y Leonardo Bruni fueron traduciendo los diálogos al latín; venidos de Bizancio, Teodoro Gaza y Jorge de Trebisonda trajeron nuevos textos.

No obstante, para que todo fuese posible, lo principal fue la traducción íntegra de Platón llevada a cabo por Ficino a partir de 1462 e impresa en 1484 (tuvo tal éxito que aun en el siglo XVI pasó de las treinta ediciones); tampoco hay que olvidar que Ficino continuó su trabajo con Platón hasta su muerte, acaecida en 1499. Junto a la traducción, desarrolló una sólida teoría (en su Teología platónica sobre la inmortalidad de las almas o en su tardío comentario al Fedro) en que apuesta por el ideal de la vida contemplativa, una vía de escape de la cárcel del cuerpo, para unirse a Dios a través del amor sin abandonar en ningún caso las tareas correspondientes en este mundo.

El hombre, gracias al alma, es casi divino y ocupa una posición privilegiada en una cadena con dos extremos: Dios y la nada; no es por ello extraño que, en línea con tantos otros humanistas (por ejemplo, Giannozzo Manetti en Italia o Fernán Pérez de Oliva en España), ofreciese su propio Discurso acerca de la dignidad del hombre. Este pensamiento tenía implicaciones importantísimas, pues el amor por Dios y por su maravillosa obra podría traer paz definitiva al universo; de ese modo, Platón fundamentó el pensamiento cristiano de Ficino y de la intelectualidad europea del siglo XVI.

florencia-renacimientoEntrados en el siglo XVI, será decisiva la defensa del ideario platónico por parte de Pietro Bembo en Gli Asolani (1505), pues supone la fusión entre las estéticas petrarquista y neoplatónica; por otra parte, es preciso aludir a la vulgata neoplatónica del libro IV de El Cortesano de Castiglione (1528). El neoplatonismo tiene una exposición filosófica profunda en los Diálogos (1535) de León Hebreo. En este corpus platónico, se capta aquello que más importa del filósofo griego; así, el amor es el principio del conocimiento al hacer posible el recuerdo gracias a la contemplación de la belleza (idea plasmada en el Menón y el Fedro). El amor es la fuerza motriz del universo, cuya perfección refleja la del Supremo Hacedor; por otra parte, desde un punto de vista moral, y frente al amor carnal o ferino, el amor nos ennoblece y hace mejores, por lo que no sólo es recomendable a toda edad (como para el cortesano viejo en el libro IV de El Cortesano) sino que se convierte en una verdadera obligación para todo hombre de espíritu noble que quiera ser cada día un poco mejor.

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