ROSVITA DE GANDERSHEIM

Ángel Moreno García

escrimebDecía Juan de Salisbury que su maestro, Bernardo de Chartres, afirmaba que Nanos gigantium humeris insidentes (somos enanos subidos sobre hombros de gigantes), con el propósito de subrayar la importancia de los antiguos en la cultura. Y es que ese camino que une la antigüedad clásica con la Edad Media lo podemos recorrer a través de la literatura latina medieval, que registra abundantes autores y obras, de diversos países europeos, imprescindibles para entender las teorías y los estilos medievales, sobre los que se proyecta un gran influjo.

En este número,  nos iremos a las tierras teutonas para fijarnos en la monja Rosvita (siglo X) del monasterio de Gandersheim.

Descrita como una simpática figura de la literatura, brilla por su humildad, si bien sus obras son notables. Entre ellas, encontramos poemas hagiográficos (como el del martirio de San Pelagio de Córdoba o el milagro de de Teófilo), poemas históricos (uno sobre el emperador Otón I y otro sobre los orígenes de su monasterio) y varias comedias piadosas.

Sus «dramas cristianos» se basan, para su composición, en las comedias de Terencio, que contaban con amplia difusión entre los clérigos, debido a que figuraba como base de los comentarios de textos en las escuelas medievales, pero con un  objetivo bien distinto: la lascivia de las mujeres paganas es sustituida por un elogio a la castidad de las vírgenes, de modo que vence la virtud al vicio. Así, encontramos conversiones de pecadoras y ejemplos de castidad, como en Paphnutius; Dulcitius, con humor culinario incluido, o la muerte con martirio de Gallicanus.

A pesar de que es una autora que no gozó de mucha fama, debemos reconocer que escribir teatro usando como molde a los clásicos latinos y tamizarlos con la moral cristiana reviste un gran esfuerzo, que tuvo algún eco en varios autores posteriores.

Por otra parte, el hecho de que una mujer, en el s. X, acumulase sapiencia y se lanzase al mundo de la literatura es lo suficientemente llamativo como para detener nuestra mirada en esta pía canonesa y dedicarle estas modestas palabras.

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